(2) JÓVENES, de Ramón Termens y Carles Torras.

RETRATO GENERACIONAL
Desmarcándose de la imagen trivial, idealizada y carente de conflictos que, en términos generales, proporcionan las producciones televisivas —series, especialmente— y cinematográficas sobre los jóvenes, la opera prima de los directores Ramón Termens y Carles Torras realiza un duro y pesimista retrato de la juventud a partir de tres historias entrecruzadas protagonizadas por un ambicioso corredor de bolsa, una insatisfecha hija de papá en busca de diversión y un desorientado estudiante que, movido por los celos e influenciado por malas compañías, asume actitudes xenófobas y violentas.
Para ello los realizadores adoptan en Jóvenes un tono casi documental —al margen de la tensión dramática inevitable al ser una película de ficción— basado en un estilo realista, directo y sin concesiones. El esfuerzo, por tanto, para darles credibilidad y verosimilitud a los personajes a través de su contexto es evidente. Pero lo mejor del film no es sólo la valentía de su propuesta, sino también la carencia por parte de los autores de juicios de valor, en este caso de prejuicios, sobre los personajes que parecen moverse por impulsos vitales más que por las exigencias del guión.
Los personajes muestran una gran frustración. Quizá sea por cómo está configurada la sociedad actual, por la educación recibida, por las presiones familiares y sociales que imponen a los jóvenes cómo vestir, cómo pensar y cómo vivir. El caso es que Jordi desea ascender laboralmente demasiado rápido y toma todas las medidas necesarias para conseguirlo, sean o no éticas o incluso legales. Cristina recurre a las drogas y el alcohol en una noche de fiesta para eludir su insatisfacción emocional y para igualarse al resto de sus hedonistas compañeras de juerga. Por su parte, Pau se siente totalmente descolocado en el sitio en el que se encuentra, y ver a su amor con un inmigrante desata una gran ira y resentimiento, que se canaliza en un acceso de violencia. Evidentemente toda la juventud no es así —el film recoge los casos más radicales—, pero la gran mayoría padece los mismos problemas, vive con los mismos sentimientos y posee las mismas necesidades.
Jóvenes entroncaría con el cine de realizadores independientes de Estados Unidos como Larry Clark —Kids y Al final del Edén serían sus mejores aportaciones al respecto—, y Catherine Hardwicke —su impactante Thirteen obtuvo el Premio a la Mejor Dirección del pasado Festival de Cine de Sundance— especializados en describir el universo de los adolescentes desde un punto de vista sombrío y decadente, aunque siempre cercano a la realidad. Asimismo, la estética del film —una especie de realismo sucio— refleja la influencia de diversas cintas provenientes del otro lado del Atlántico: me recordó Amores perros, de Alejandro González, Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón o la más reciente Nicotina, de Hugo Rodríguez.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.