(3) LA VENTANA DE ENFRENTE, de Ferzan Ozpetek.

MEMORIA Y OLVIDO
La más reciente realización del realizador turco afincado en Italia Ferzan Ozpetek nos llega galardonada con cinco premios David de Donatello 2003, entre ellos la de mejor película, mejor actriz y mejor actor. El secreto de su calidad y del presumible éxito de público reside en la excelente labor interpretativa del destacable equipo artístico, en las virtudes de un guión que logra destacar la riqueza psicológica de los personajes y en una puesta en escena tan inteligente como sensible que aborda la narración desde un clasicismo que establece entre la cámara y los personajes una relación directa dirigida a potenciar la expresión más diáfana de las emociones.
El eje narrativo, que se sitúa en Davide -el anciano amnésico obsesionado y atormentado por el recuerdo de un episodio trágico acaecido durante la ocupación nazi de Roma-, se traslada a Giovana en presente, una mujer con sentimientos contradictorios, en conflicto, que deberá elegir el rumbo y el sentido de su vida, entre la libertad y la responsabilidad, frente a un marido con el que no sintoniza, un vecino que le atrae sexualmente y, sobre todo, el viejo extraviado y acogido en su casa que se convertirá en una fuente de conocimiento y de afectos, en un necesario guía capaz de iluminar el futuro de la joven protagonista.
Búsqueda de la propia identidad y sentimientos confusos en al protagonista que propiciará una realidad dramática, nada maniquea, arraigada en lo cotidiano: trabajo y hogar, fidelidad y placer, egoísmo y generosidad, autoestima y sentido vocacional, marido e hijos, etc.
La belleza y hondura del relato, enriquecido por las dudas sobre el propio destino, la elección entre la responsabilidad ética y la pasión, entre la independencia y el deber, hacen de La ventana de enfrente la mejor película de Oztepek hasta el momento. Ahí están esos lentos travellings laterales que denotan sutilmente cambios de tiempo y de lugar, y que incluyen momentos en que lo imaginario coexiste con la prosaica realidad cotidiana: Giovanna como espectadora de su propia existencia contemplada desde la ventana de enfrente, con la necesidad de un renacimiento íntimo, con el dilema entre autonomía y sacrificio resuelto mediante la afirmación personal y la conciencia de que todo va a ser distinto a pesar de que todo parece seguir igual.
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