(2) MIRANDA, de Marc Munden.

LA BELLA MENTIROSA
Debut en el largometraje del documentalista Marc Munden, Miranda es una comedia que oscila entre el romanticismo y el misterio, entre el amor y el cinismo, siguiendo la fórmula “chico encuentra chica, chico pierde chica, chico recupera chica”. El origen del film hay que buscarlo en un monólogo teatral escrito e interpretado por Rob Young en el papel de un joven que narra su especial relación con Miranda una vez desaparecida ésta, por lo que gran parte del relato viene sustentado por la voz en off del muchacho, un bibliotecario soñador llamado Frank.
Para completar el metraje de la película se añadió una segunda mitad inspirada en el artículo de una revista femenina que trataba el tema de las mujeres estafadoras en el negocio inmobiliario londinense, aprovechando su gancho sexual. Por ello en el film existe una tension entre apariencia y realidad, entre seducción y victimismo, entre sentimientos y puro cálculo, en una relación amorosa muy especial marcada por la incertidumbre y la frustración.
Al frente del reparto está la estadounidense Christina Ricci, una chica enigmática con un oscuro pasado, de una belleza graciosa y juvenil pero que en modo alguno ajustada a la imagen de vampiresa irresistible que la película nos quiere hacer creer. Son notables no sólo los cambios físicos de Miranda sino también los psicológicos e incluso los de su propio nombre. Toda su vida es pura falsedad y tendrá que luchar duramente para recuperar su auténtico ser.
Me ha causado buena impresión el lenguaje fílmico utilizado, al modo ágil y directo del cine británico de los años 60, conquistador de una modernidad narrativa basada en agudos diálogos, las brillantes sugerencias y las osadas elipsis espacio-temporales.
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