(2) VISITANTES, de Brian Gilbert.

LOS QUE MIRAN
Realmente curiosa esta cinta de terror psicológico de escaso presupuesto pero que demuestra un gran dominio de los elementos narrativos del género —básicamente una buena utilización del suspense como dosificación de la información que al final del film cierra el sentido de la historia—, de la puesta en escena y de una ambientación de la Inglaterra rural que dan como resultado una inquietante incursión en el mundo de los fantasmas que rinde homenaje a las películas de terror clásicas. Visitantes se aleja, además, de las producciones comerciales actuales, basadas en el abuso —a falta de buenas historias— de los efectos especiales y la espectacularidad que proporciona un montaje frenético y desconcertante, adaptando en este caso un estilo pausado, sobrio y directo, que cogerá al espectador no acostumbrado por sorpresa. Ha sido inevitable recordar antecedentes que consiguieron también mostrar con cierta cotidianidad el tema de los espíritus como El sexto sentido, de M. Night Shyamalan o Los otros, de Alejandro Amenábar, en tanto que inspiraron relatos posteriores con similares características y estilos. Quizá el aspecto novedoso de esta cinta es que parte de referencias bíblicas, con un inevitable protagonismo de la Iglesia Católica, que trata de ocultar el importante descubrimiento a los periodistas. Ni más ni menos que una iglesia antigua donde se representa en un mural insólito no ya la imagen de Cristo sino los siniestros rostros de aquellos que se congregaron para contemplar con curiosidad el suplicio del mesías. Esos inquietantes testigos aparecen dos mil años después en la apacible población de Glastonbury. Christina Ricci, que protagoniza la película interpretando a una joven turista estadounidense que sufre escalofriantes visiones, vuelve a probar suerte en el cine de terror tras La bendición.
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