(3) LOS INCREÍBLES, de Brad Bird.

SUPERHÉROES CON SUPERPROBLEMAS
El género de animación ha experimentado en los últimos años una eclosión de títulos de gran éxito, tanto de público como de crítica, debido en parte a los avances tecnológicos en campos como la informática y la realidad virtual, que han permitido unos sorprendentes y atractivos efectos de imagen y sonido, así como la aparición de empresas como Pixar —Toy Story (1995), Monstruos S.A. (2001) y Buscando a Nemo (2003)—, la productora de Los increíbles, que ha revolucionado el mercado de animación estadounidense, provocando no sólo una renovación de contenidos —se ha superado la mojigatería de las producciones de la Disney y se persigue también atraer a un público maduro con argumentos más complejos— sino que ha obligado al resto de compañías —DreamWorks, la Fox y la Paramount— a crear sus propios departamentos de animación digital. Todo nos indica que la animación es, hoy más que nunca, un gran negocio.
Los increíbles narra las aventuras de una familia de antiguos superhéroes —es inevitable recordar a los Cuatro Fantásticos de Marvel— a la que, tras 15 años sin ejercer sus extraordinarios poderes por la presión de la opinión pública y el acoso de la prensa —¿alusiones a la situación de los mutantes en el Universo Marvel o a la saga Legends del Universo DC?—, se le presenta una oportunidad de volver a la acción cuando recibe una llamada para cumplir una peligrosa misión.
Al margen de la correspondiente dosis de aventuras y acción propias del género superheroico, el film se introduce en el estudio de los personajes y en sus vidas cotidianas para reflejar el lado más humano y en ese sentido se aleja de la visión idílica que predomina en el mundo del cómic y del cine de superhéroes, ya que, como la vida real, los protagonistas sufren problemas cotidianos: hijos rebeldes e hipertensos, monotonía conyugal, una vida “normal” con un trabajo nada gratificante, nostalgias de un pasado mejor… Eso sí, siempre desde un punto de vista cómico. Además, y como elemento destacable, Los increíbles contiene una gran cantidad de guiños tanto a los aficionados del cómic —no ocultando las influencias y las inspiraciones de personajes, situaciones y tópicos propios y característicos del noveno arte— como a los del cine —las películas de James Bond, la saga Spy Kids, o las parodias de Austin Powers—. Incluso se puede apreciar la estética de las series de televisión de los años 60, con su particular puesta en escena de la tecnología futurista. La banda sonora desempeña una función muy importante en reforzar ese estilo retro-futurista del film.
El resultado es, pues, una entretenida y muy bien hecha parodia sobre el mundo de los superhéroes, pensada tanto para el público infantil como para el adulto.
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