(2) UNA MUJER DIFÍCIL, de Tod Williams.

MATRIMONIO EN CRISIS
La segunda película dirigida por Tod Williams, que clausuró recientemente el Festival de San Sebastián, es la adaptación de una parte de la novela de John Irving A widow for one year, en la que una pareja afronta su primer verano después de la pérdida en un trágico accidente de dos de sus tres hijos. Una mujer difícil, protagonizado con contundencia por Kim Basinger y Jeff Bridges, se introduce en la crisis emocional y sexual de un matrimonio destrozado por el dolor, incapaz de superar el trauma y cuya separación consideran parte de la solución. A lo largo del film los personajes experimentan la angustia de la ausencia y la falta de comunicación en un contexto de constante recuerdo: la galería de fotos que recubre el pasillo de la casa familiar permite al espectador conocer el feliz pasado del matrimonio con sus hijos en distintas etapas de la vida de éstos. Son estas fotos las que exteriorizan una dura realidad: no se puede olvidar una tragedia así. Por ello cuando la mujer decide abandonar el hogar, dejando a su marido y a su hija, se lleva todas las fotos y los negativos monopolizando para ella la memoria de ese pasado.
En el proceso de deterioro del matrimonio aparece la figura de un adolescente, asistente de Ted Cole durante el verano, que se iniciará al sexo con la protagonista —una relación que recuerda a la de Verano del 42, de Robert Mulligan—. El sexo se convierte para ella en un mecanismo psicológico de escape de la realidad, como una breve pero reconfortante evasión de su estado depresivo. Pero también restituye parte de la presencia de sus hijos, con los que concuerda en edad, y le ofrece el pretexto para un último alegato ante su marido. Para el joven, ella representa el primer acercamiento al sexo femenino y la aborda con las dudas y el entusiasmo propios de su inexperiencia, siempre ajeno al dolor que impulsa a desconsolada madre. Por su parte, el padre mantiene una relación nada discreta con la modelo no profesional de sus pinturas, interpretada por Mimi Rogers.
Quizá el acierto de Una mujer difícil sea que, a pesar del cúmulo de calamidades que sufren los protagonistas, no peca por exceso. En ese sentido, Tod Williams es prudente y logra equilibrar la balanza con eventuales toques de humor. No obstante, a pesar de un inicio prometedor —donde se presentan a los personajes, se muestra su situación y se describen sus interioridades de forma impecable: planos sencillos pero efectivos, juego de luces y sombras—, poco a poco se va alargando el metraje a base de reiteraciones, situaciones anecdóticas que restringen de sentido y significado en la historia y la mayor debilidad de la cinta de Tod Williams: el personaje de Ted es, a mi entender, demasiado maniqueo y reproduce ciertos tópicos sobre la figura del artista. Si el director pretendía reflexionar sobre la creación artística y la importancia del contexto y la psicología del creador en su obra, en Una mujer difícil no se muestra ninguna relación entre el drama sufrido por el protagonista y la rutina productiva que éste desarrolla.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.