(3) XX/XY, de Austin Chick.

RELACIONES DE PAREJA
Acertado debut cinematográfico de Austin Chick, que realiza una inteligente reflexión sobre el compromiso y las siempre complejas relaciones de pareja, así como la frágil y poco definida frontera entre la fidelidad y honestidad emocional (orden y cultura) y la pulsión sexual (caos e instinto natural), los dos polos de la conducta humana. XX/XY —cuyo título hace referencia a los cromosomas que determinan la sexualidad humana— es un vivo ejemplo de cine independiente estadounidense, caracterizado por historias cotidianas con un claro trasfondo psicológico, donde impera la palabra y los sentimientos frente a la acción y la espectacularidad. En ese sentido recordaría a los films de Edward Burns —Los hermanos McMullen y Ella es única— y algunas de las películas de Woody Allen, aunque sin su peculiar sentido del humor.
Con una sobriedad estética definida por largos planos secuencia, unidos a abundantes primeros planos de los personajes que manifiestan con contundencia sus pensamientos, deseos y frustraciones, el director y guionista Austin Chick se introduce en la vida de tres amigos de la Universidad que, tras el transcurso de los años, se reencuentran y reviven los sentimientos y las experiencias que compartieron pero en un contexto muy diferente, en el que nuevas necesidades y responsabilidades hacen imposible volver a tiempos pretéritos. En XX/XY asistimos, en ese sentido, a la transición a la madurez de unos personajes que se resisten a superar el peso del pasado, poniendo en peligro los éxitos sentimentales del presente.
Toda esa corriente de reflexiones y pensamientos fluyen en el film de forma siempre sutil, indirecta. Los personajes, salvo una excepción y al final del metraje, no dialogan sus interioridades, pero se sugieren con claridad gracias a la estupenda interpretación de los actores, especialmente Mark Ruffalo —un actor que empezó en el cine independiente y que poco a poco se va abriendo paso en el comercial— y Maya Stange, cuya relación es la más rica y profunda del film, ya que representa el gran amor de juventud que se echa a perder por defectos propios de la inmadurez. El realizador adopta la mejor de las actitudes ante la historia, no moralizando los comportamientos de los personajes con juicios de valor que, desgraciadamente, abundan en los films comerciales, dejándolos en libertad para que sean ellos los que aprendan la difícil asignatura que es la vida. El mismo final forma parte de ese aprendizaje.
En conclusión, XX/XY es un ejercicio de análisis de la naturaleza humana sin caer en los tópicos y las superficialidades propias de otras producciones.
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