ANDRÉS LINARES, DIRECTOR DE «ALZADOS DEL SUELO»

«LOS QUE MANDAN DE VERDAD SON LOS QUE POSEEN EL CAPITAL»
Tras su incursión en la ficción con Trío. Así como habían sido y Doblones de a ocho, el director de cine Andrés Linares regresa al género documental con Alzados del suelo, que trata de arrojar luz sobre el conflicto laboral que sufrieron los trabajadores de Sintel, una empresa filial de Telefónica, cuando se enteraron de que ésta había sido (mal)vendida y se encontraron de pronto de patitas en la calle y sin cobrar salarios atrasados ni indemnizaciones. Pronto montaron un campamento en el paseo de la Castellana en el que estuvieron más de seis meses para luchar por lo que les habían robado. Todo un ejemplo de protesta cívica.
¿Qué le llevó a retratar el caso Sintel en un documental?
Estábamos en un momento muy gris, de grave atonía política y social en el país, donde no se movía nadie por nada, y de repente la explosión de vitalidad que representó el levantamiento del Campamento de la Esperanza en el paseo de la Castellana, ver la capacidad de organización, de lucha que tenía esta gente, me motivó a mí pero también a muchos más, a contar en formato cine lo que estaba pasando realmente. Recuerdo al equipo de El efecto Iguazú trabajar allí.
¿Qué pretendía conseguir?
Hacía falta desentrañar el fondo del problema. La lucha de Sintel fue heroica, tuvo aspectos muy positivos, pero tenía la necesidad de enseñar las entretelas del conflicto. Contestar a diversas preguntas: ¿Por qué se produce la venta de Sintel? ¿Quién se benefició de ella? ¿Cuáles fueron los caminos legales o ilegales por los que se pasó ese inmenso capital (Sintel era en principio una empresa rentable) a una empresa extranjera propiedad de Mas Canosa? ¿Qué responsabilidad tuvieron en todo el conflicto los sindicatos, los partidos políticos y los miembros del gobierno?
La protesta de los trabajadores de Sintel simbolizó la lucha de los individuos frente al sistema. ¿Ese es el mensaje que ha querido dar?
Se intentó mostrar cómo mediante la unidad, la organización y el espíritu de lucha, gente que aparentemente tenía todo en contra, podía conseguir si no la totalidad, sí parte de sus objetivos. Es un perfecto ejemplo de que la unión hace la fuerza. Pero cuando estás haciendo una cosa y crees que tienes claro el mensaje o la moraleja, el proceso de hacerla te descubre que la realidad es mucho más compleja de lo que pensabas. Cuando entrevistaba a los distintos interlocutores descubrí que había más tomate del que parece y que el conflicto no iba a tener nunca una solución fácil. El documental no podía tener un happy end.
Pero realmente parece que acaba el conflicto de forma satisfactoria para los trabajadores.
Consiguieron un acuerdo que no era de máximos pero que era satisfactorio para lo que ellos querían. El problema es que ese acuerdo posteriormente no fue cumplido. Sería muy interesante hacer la continuación de lo que ha sido la evolución del conflicto, comprobar cuánta gente se ha quedado en la estacada, cómo se están buscando la vida como pueden. El conflicto de Sintel sigue vivo. Cuando el dirigente del metal de CC.OO. dice a la cámara que ellos ya estaban negociando con el Gobierno y con Telefónica dos meses antes del levantamiento del campamento, a espaldas de los trabajadores, ahí ya se ve claramente que el acuerdo no se iba a cumplir.
Ha pretendido incidir en el lado humano del conflicto, si bien mostrando también las conexiones políticas, económicas y empresariales del neoliberalismo.
El propio José Saramago realiza un análisis político-económico del conflicto muy lúcido en Alzados del suelo y que yo comparto. El conflicto de Sintel, como muchos otros, lo que demuestra es que los que mandan de verdad son los que poseen el capital. Desgraciadamente manda más Telefónica que el ministro de comunicaciones de un gobierno democrático. Si Telefónica no quiere solucionar un problema, éste no se arregla por mucho que le interese a la sociedad y a un gobierno elegido democráticamente. Los políticos se han convertido en unos comisarios políticos de las grandes empresas. La guerra de Iraq es un ejemplo clarificador: los que decidieron ir a ella fueron las grandes empresas petroleras y la industria militar y armamentística de Estados Unidos.
¿Cómo se explica el auge que vive el género documental en España en los últimos años?
Sin duda el género goza de una buena salud. Últimamente hay películas como las de Michael Moore y otros que dan dinero en taquilla demostrando que pueden ser rentables, y están abriendo una brecha para los demás. El cine documental ya no es un género maldito, no es algo que se pueda ver sólo en televisión, sino que compite en situación de igualdad en las salas de exhibición. Por otra parte, gracias a la aparición de las nuevas tecnologías como las cámaras digitales, más pequeñas y manejables, es mucho más fácil abordar un proyecto documental desde el punto de vista económico, lo que explica en parte el auge del género documental en España en estos momentos.
Pau Vanaclocha
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