(3) BARAN / LLUVIA, de Majid Majidi.

AMOR Y TRABAJO
Considerado uno de los más importantes exponentes del cine iraní —junto con Abbas Kiarostami, los hermanos Makhmalbaf y Jafar Panahi—, el realizador Majid Majidi, reconocido internacionalmente por sus interesantes Children of heaven / Niños del paraíso y El color del paraíso, vuelve a mostrarnos la cruda realidad de su país con una emotiva y sensible película que narra las vivencias de un joven que trabaja en la construcción junto con un grupo de afganos sin papeles. Su vida cambiará de rumbo cuando descubra que su nuevo compañero de trabajo, que ha ocupado su anterior puesto, es realmente una joven, de la cual se enamorará sin remedio.
Siguiendo fiel a su estilo —que comparte con el resto de directores de su país y por tanto, característico del cine iraní—, Baran narra una sencilla historia que va evolucionando desde la sutil crítica social —la explotación de la minoría afgana que trabaja de forma ilegal en condiciones laborales precarias— hasta el conmovedor amor imposible de los protagonistas. Insiste en un discurso basado en la sencillez narrativa y la sobriedad estética. En ese sentido, recuerda esta cinematografía al Neorrealismo italiano o la Nouvelle Vague, por ser fiel testimonio de la realidad —preocupación por los temas sociales—, la adopción de un estilo casi documental y el tratamiento de experiencias humanas y conflictos personales. Es un cine espontáneo, directo y de bajo presupuesto, alejado de todo elemento artificioso y convencional.
Baran desarrolla, no obstante, el tono anecdótico por encima de un análisis más o menos riguroso. El cambio que experimenta el protagonista, así como las peripecias del joven para coincidir con ella y ayudarla en todo momento (que proporcionan cierta comicidad) conforman el grueso del film, quedando en segundo plano el retrato de la sociedad iraní, referente al trato injusto que experimentan los inmigrantes y la pobreza en la que viven. Pero de hecho, aunque la realidad circundante sea sólo el marco social para la acción de la película, en un país como Irán, sometido a la censura de las autoridades religiosas, cualquier sugerida manifestación de injusticias es todo un acto de rebeldía e inconformismo.
Premiada en los festivales de Gijón y Montreal, la última producción de Majid Majidi que llega a nuestras pantallas —Baran se realizó en 2001 y ya ha rodado un documental sobre los campamentos de los refugiados afganos antes y después de la caída del régimen talibán— es un precioso film que mantiene el alto nivel de calidad del cine iraní.
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