(2) INTERMISSION, de John Crowley.

VIDAS POCO EJEMPLARES
Opera prima de un hombre procedente del mundo teatral, Intermission es un film irlandés, rodado en Dublín, cuyo guión de Mark O’Rowe desarrolla once historias protagonizadas por más de 50 actores y actrices, entre los que destaca la presencia de Colin Farrell, orquestados por una puesta en escena con aires de improvisación para dotar al relato de un tono realista como crónica de un determinado segmento de la sociedad.
Producida por la compañía de Neil Jordan, la película no presenta precisamente a ciudadanos modélicos sino a personajes corrientes en situaciones cotidianas cuyas peripecias vitales, mostradas en el montaje de forma paralela, se entrecruzan y convergen en algún momento de la narración. Relato coral, pues, con seres a la deriva, faltos de amor y sin un trabajo gratificante, cuya frecuente relación con las drogas, la pequeña delincuencia y la policía desencadena esa dramática espiral de frustración y violencia tan conocida en nuestros días.
Intermission, sin embargo, repleto de un humor corrosivo y sarcástico, con toneladas de cinismo a cuestas, da la impresión de querer aplicar y exagerar la fórmula que facilitó el enorme éxito comercial de Trainspotting. Hay una buena ambientación, pero también una agresividad que resulta con frecuencia excesiva y gratuita, a cargo de unos tipos bastante especiales y de dudosa representatividad. El resultado es un film que deja traslucir con exceso la aplicación mecánica de una fórmula rentable, llena de efectismos, y en el que se traspasa a veces esa delicada línea que separa lo verdadero de lo tópico.
Así, en esta propuesta radical, gamberra y nihilista, ¿qué coherencia ofrece ese final risueño y optimista en el que muchos de los personajes vuelven a encontrar el sentido de sus vidas?
José Vanaclocha
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