(0) BIENVENIDO A MOOSEPORT, de Donald Petrie.

COMEDIA PRESIDENCIAL
El cargo de presidente de los Estados Unidos de América despierta en los propios estadounidenses un gran interés, seducidos por la figura de un líder que concentra grandes responsabilidades y guía al resto de ciudadanos. Esta premisa ha dado origen, en Hollywood, a un subgénero —si bien combina diversos géneros como la ciencia-ficción, la acción o la comedia— que consiste en el protagonismo casi mesiánico de su jefe de gobierno. Así, hemos visto —o sufrido, mejor dicho— a un presidente experto en pilotar aviones de combate en la apocalíptica Independence Day, a un heroico presidente que se enfrenta él mismo al terrorismo en Air Force One, o a un presidente cariñoso y seductor que encuentra el amor de su vida en El presidente y Miss Wade.
Bienvenidos a Mooseport sigue la línea de la comedia presidencialista, esta vez protagonizada por el veterano Gene Hackman. Tras finalizar con gran éxito dos mandatos, un ex presidente se establece en un pequeño pueblo costero y se ve envuelto en las elecciones para alcalde de dicha localidad, enfrentándose a un lugareño con un gran sentido de la honestidad. Al mismo tiempo, se entromete en la relación sentimental de éste, lo que convierte el plebiscito en una cuestión personal. Sinceramente pienso que este tipo de film expresa lo satisfechos que están los norteamericanos con su sistema político, reforzando el mensaje de que todos pueden llegar a ser presidentes del gobierno más poderoso del mundo. Pero como película, ni el contenido ni el continente alcanzan el mínimo interés. La sucesión de gags, tópicos y la inserción de una crítica superficial a la clase política —que no llega a cuestionar el status quo, sino más bien acepta como mal menor el hecho de que los políticos mientan, falseen la realidad y utilicen malas artes para conseguir sus propósitos, etc—, terminan devaluando un film que sólo aspira a entretener.
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