(3) NICOTINA, de Hugo Rodríguez.

EL HUMO CIEGA TUS OJOS
A los films Smoke y Smoking room hay que añadir Nicotina, toda vez que el tabaco, su adicción, aversión o intolerancia es el motivo común que articula tres historias que se entrecruzan y acaban convergiendo en dos espacios privilegiados: una peluquería y una farmacia sitas en un barrio de la ciudad de México D. F., lugares donde culmina también una trama mafiosa de diamantes y de claves informáticas bancarias.
Presentada en el último Festival de San Sebastián, sección “Nuevos directores”, Nicotina es el segundo largometraje de Hugo Rodríguez, una coproducción entre México, Argentina y España que es resultado de una hábil combinación entre thriller y humor negro, entre asesinatos y comedia, entre violencia y sarcasmo. Quizás la película tarde demasiado en arrancar, en atrapar plenamente la atención del espectador, pero pronto remonta el vuelo con unos personajes muy bien construidos, seres vulgares y cotidianos pero llenos de humanidad y verosimilitud que, con sus anhelos, frustraciones y fracasos, logran aunar convincentemente la diversión con la reflexión sobre una realidad próxima y reconocible.
Las similitudes con el estilo de Tarantino, un cineasta demasiado truculento en ocasiones, son más aparentes que esenciales, pues la gratuita agresividad del norteamericano sólo facilitaría una anécdota que es trascendida aquí por unos diálogos tan precisos como irónicos y por la magnífica labor de intérpretes como Diego Luna, Marta Balaustegui y David Giménez, por citar sólo los más conocidos.
Nicotina es un título relevante que puede, con justicia, situarse al lado de otros éxitos del nuevo cine mexicano como Amores perros o Y tu mamá también. Su modernidad es incluso su importancia no sólo procede del uso constante de novedosas técncias comunicativas sino también por su peculiar estructura narrativa: se trata de un relato que abarca unos 90 minutos, con un virtuoso montaje paralelo que hace coincidir el tiempo fílmico con el real, sin estiramientos ni concentración de los acontecimientos sino con su selección por bloques, las acciones simultáneas, que se van mostrando de forma alternativa.
Una aguda y sarcástica visión de la naturaleza humana, víctima unas veces del destino, otras del azar y, con mucha frecuencia, esclava de unas circunstancias que uno mismo ha ido contribuyendo a configurar.
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