(3) LOST IN TRASLATION, de Sofia Coppola.

BREVE ENCUENTRO
El segundo largometraje de la hija de Francis Ford Coppola narra el encuentro en Tokio, ciudad de lengua y costumbres extrañas, de una pareja estadounidense, un veterano actor que interviene en el rodaje de un spot televisivo y la joven esposa de un fotógrafo que trabaja para un grupo musical en gira. Entre ellos surge una afinidad que llevará sus sentimientos a esa línea indefinida que separa la profunda amistad de una atracción física que no se llega a consumar.
Una de las características formales más destacadas del film es la actualización de las innovadoras propuestas estéticas y expresivas formuladas por Antonioni hace más de 40 años: los tiempos dramáticamente muertos, los paseos sin significación aparente, la importancia de miradas y de silencios, la asunción de papel protagonista por los decorados y escenarios naturales como prolongación anímica de los personajes, etc.
Película hermosa, serena y sutil, Lost in traslation parte de recuerdos y experiencias de Sofia Coppola que evoca en el guión sus largas estancias en el país nipón, los hoteles, los abundantes ratos de ocio en bares, restaurantes y karaokes, así como la dificultad para comunicarse, para traducir fielmente, con una lengua tan distinta a la inglesa. El relato desprende la sensación de rutina y de banalidad, como la vida cotidiana, que contrasta fuertemente con el fuego interior cuya expresión intentan controlar los protagonistas.
La película, pues, es la historia de unos náufragos en tierra extraña, perdidos en la gran ciudad, que se aferran al calor humano de su nueva relación para no sucumbir bajo los efectos del insomnio y del aburrimiento pero también de la nostalgia.
Sabia mezcla de comedia y de drama, elegante en su expresión, el film es la crónica de una crisis existencial que afecta tanto al hombre de 50 años como a la mujer en su primera juventud. El matrimonio no es la panacea que todo lo resuelve, la soledad se siente como una pesada losa. Noche de bares, de complicidad y de melancolía, de púdicas confidencias y de furtivas caricias. Seguramente añoranza de otros tiempos más felices y llenos de ilusiones.
Al final, una despedida cuajada de sugerencias y como en el Antonioni de El eclipse, el protagonismo inanimado de calles y edificios, sus imágenes, que guardan el recuerdo del paso y el poso de los humanos.
Excelentes actores: Bill Murray perfecto y Scarlet Johansson encantadora. Magnífica fotografía de Lance Acord, rodando con cinta ultrasensible, dueña de los neones y las penumbras de la noche. Muy sugestiva y necesaria la música de Kevin Shields. Muy recomendable.
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