(2) LAS CHICAS DEL CALENDARIO, de Nigel Cole.

CON FINES BENÉFICOS
De la gracia e ingenuidad de las comedias Ealing de los años 50 y el rigor sociológico del movimiento Free Cinema de los años 60 surge una corriente híbrida en el moderno cine británico que, en los 90 logra combinar hábilmente el humor, el drama y los sentimientos –Full Monty, Tocando el viento, El jardín de la alegría– con buenos resultados en taquilla, algunas concesiones al gusto popular, un indiscutible oficio narrativo y con los conflictos laborales de la clase obrera sustituidos por las vicisitudes familiares y morales de la clase media.
Las chicas del calendario, el segundo largometraje de Nigel Cole, asume todas estas características recreando una historia real, cuando en 1999 unas mujeres de Yorkshire, tradicionales amas de casa, decidieron figurar en un calendario erótico para recaudar fondos a beneficio de la lucha contra el cáncer en un hospital comarcal. El éxito fue tan espectacular que obtuvieron más de medio millón de libras, fueron portada en el New York Times y viajaron a EE.UU. invitadas para una entrevista de TV.
Entre el pudor inicial de las “modelos”, mujeres hogareñas de 50 y 60 años, la incomprensión del convencional Instituto Femenino local y el disgusto de los maridos e hijos, las audaces señoras lucharon contra el ambiente conservador y hostil con la divisa de que, en esta ocasión, el fin justificaba los medios. La película, pues, narra las dificultades desde el surgimiento de la idea y su organización hasta la realización del calendario, con los problemas finalmente resueltos a base de valor y camaradería.
Hay en el relato una pequeña trampa que desvirtúa en gran medida su alcance satírico y provocativo: se trata de un escándalo a medias ya que las fotos artísticas de los desnudos les produce más fama que inconvenientes reales, toda vez que, enmarcadas en ambientes y en labores hogareñas, una serie de posturas y objetos diversos, colocados estratégicamente en el encuadre, cubren aquellas zonas corporales consideradas más impúdicas. Hay sugerencia más que exhibición.
Un grupo de excelentes y veteranas actrices, encabezadas por Helen Mirren y Julie Walters, permite llevar a cabo con cierto éxito un proyecto que, en el fondo, logra transmitir un mensaje aleccionador sobre la recuperación de la propia estima, el orgullo por sus cuerpos, algo marchitos en algunos casos, y la magnificencia del último esplendor otoñal antes del definitivo ocaso de la carne.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.