(1) DÍAS DE GARAJE, de Alex Proyas.

JÓVENES MÚSICOS
Tras su intensa incursión en la ciencia-ficción con sus góticos films El cuervo (1994) y Dark City (1998), el director nacido en Egipto pero nacionalizado australiano Alex Proyas cambia de registro y nos muestra una discreta comedia sobre la vida de un grupo de rock que pretende salir del anonimato y convertir a sus miembros en grandes estrellas musicales de Australia.
Influenciado por su trabajo como realizador de videoclips, Proyas nos introduce con un ritmo ágil y dinámico en el día a día de un grupo de jóvenes inquietos, desorientados y alocados, en su intento por ser escuchados por el productor de moda, mientras intentan superar sus complicadas relaciones personales.
Días de garaje intenta ser tan corrosiva como Alta fidelidad (2000) de Stephen Frears, imitando la sucesión de gags más o menos acertados, insistiendo en las críticas a la industria discográfica —el sexo y las drogas, la prepotente figura del productor, el narcisismo del artista en la cima de la popularidad—, mostrando los conflictos emocionales y sentimentales de los protagonistas, y contando con una buena banda sonora, pero es excesivamente superficial en el tratamiento de los temas. No obstante, supone una curiosa incursión en el mundo de la música que plasma las dificultades de abrirse camino en él.
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