(2) EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: EL RETORNO DEL REY, de Peter Jackson.

CONCLUSIÓN DE UNA GRAN SAGA
Con El retorno del Rey, el director Peter Jackson ha cerrado satisfactoriamente la adaptación de la obra cumbre del escritor británico J. R. R. Tolkien (1.892 – 1.973). Atrás quedan dos años de preproducción, más de uno y medio de rodaje y otros tres de posproducción y montaje. Y es que no debemos olvidar que El señor de los anillos ha supuesto un claro ejemplo de superproducción al estilo de Hollywood consistente en un film comercial, dirigido a un público familiar, políticamente correcto y fundamentado en una historia épica con tintes románticos cargada de brillantes efectos especiales y cuyo resultado es puro espectáculo.
En mi intención de desligar del concepto espectáculo las connotaciones negativas, he de destacar del film el valor añadido de la adaptación cinematográfica del libro de Tolkien, que si bien no es una obra cumbre de la literatura, sí que recoge a la perfección el mundo mágico y fantástico que ideó el autor, que combina una idílica Edad Media con toda la tradición mitológica europea, imitado hasta la saciedad en innumerables films, libros, videojuegos, juegos de rol, etc. Es decir, ha creado un modelo de género, independientemente si nos gusta o no la historia que se nos narra.
Si bien La comunidad del anillo se centraba en la presentación de los personajes –el mago Gandalf, el guerrero Aragorn, el enano Gimli, el elfo Legolas y los hobbits– y de la trama principal –la destrucción del anillo– y Las dos torres iniciaba la guerra sobre Tierra Media, en El retorno del Rey se nos muestra el desenlace del conflicto. Es por eso que abundan las espectaculares escenas bélicas, mientras se desarrollan también multitud de subtramas que enriquecen a los personajes y les dotan de cierta complejidad, superando el dualismo bueno-malo habitual: el drama de Frodo, Sam y Golum; el triángulo amoroso entre Aragorn, Arwen y Éowyn…
La película padece, no obstante, de un exceso de metraje –tres horas y media de duración– consecuencia de pretender condensar la extensa novela en el cine. De hecho la última media hora la dedica el realizador a «atar felizmente los cabos» en una serie de empalagosas escenas de despedida.
El retorno del Rey ha logrado satisfacer a los incondicionales de la novela y al público en general, incluso ha sido avalada por la crítica. Un entretenimiento asegurado que sin duda se convertirá en un clásico del cine fantástico, en el sentido de que servirá de referencia para toda producción posterior que intente profundizar en el mundo de magos, dragones, elfos y orcos.
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