(4) TE DOY MIS OJOS, de Icíar Bollaín.

VIOLENCIA DOMÉSTICA
En su tercer largometraje, Icíar Bollaín aborda el problema de los malos tratos en la pareja aunando inteligencia y sensibilidad, con un sólido análisis de las causas y un complejo retrato de los personajes. Hasta ahora los planteamientos habían sido bastante esquemáticos, con hombres sádicos y mujeres angelicales, véase Una casa en las afueras, Telma y Louise, Sólo mía, etc. Pero aquí un excelente guión y unos insuperables actores -Luis Tosar y Laia Marull- permiten abordar con rigor los orígenes y consecuencias de la agresividad en el seno familiar, una tragedia cotidiana que no excluye sin embargo la comprensión y la compasión, nunca la complicidad, con el verdugo.
Gracias a una oportuna elipsis, nunca se ve la violencia física, evitando así toda tentación de morboso sensacionalismo. Se privilegia narrativamente la tortura psicológica, la que se alarga en el tiempo y cala hondo, la que produce terror en la víctima anulando su autoestima y su dignidad personal. pero el film ahonda también en las casas de esta degradación moral descubriendo que la agresividad masculina sobre la mujer es una forma aberrante de defensa ante un complejo de inferioridad, que es resultado del miedo a quedarse solo, de los celos patológicos y de un machismo aprendido desde la infancia. Y todo ello mostrado sin pretensiones de didactismo.
No olvida Icíar Bollaín el peso negativo del entorno social y doméstico, ideológico en definitiva. Ese Toledo de la España secular por el que desfilan, de forma sutil, instituciones básicas como la Iglesia, la milicia o la policía. Retrato que abarca también la actualidad con el grupo de terapia para violentos, mostrado con rasgos de humor, y que no cede a la tentación de propiciar un desenlace feliz.
Magnífica puesta en escena, sin un solo plano de sobra y sin que falten las explicaciones pertinentes, gracias a la precisión de encuadres y montaje. Esta historia de amores que matan, rica en matices y en contradicciones -ella siempre espera que él cambie, dependiendo absolutamente del maltratador- parece abrir finalmente la puerta a un futuro mejor mediante el trabajo profesional de la mujer como vía de acceso a su independencia y a su realización personal.
Debo destacar la magnífica aportación musical de Alberto Iglesias, la contenido emoción de sus melodías, y la fotografía de Carles Gusi, luminosa o sombría dependiendo de cada momento del relato. Te doy mis ojos será sin duda una de las dos o tres mejores películas españolas del año. Imprescindible.
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