(4) TIEMPOS MODERNOS, de Charles Chaplin.

EL COSTE DEL PROGRESO
Un plano de un rebaño de ovejas seguido de otro plano de unos obreros saliendo de una fábrica es el escueto prólogo, un acertado símil de la sociedad capitalista, de una de las mejores películas del genial cómico Charles Chaplin. Pues no sólo Chaplin supuso la consolidación y apogeo del género cómico en la todavía joven industria de cine sino que además plasmó con contundencia la preocupación sobre los problemas sociales y económicos de los años 30 —auge de los totalitarismos, crisis de la democracia, efectos sociales de la gran Depresión, el Taylorismo—, que recogen sus films Tiempos modernos (1936) y El gran dictador (1940).
Así, la filmografía de Charles Chaplin no ha pasado a la historia sólo por hacernos reír sino también por hacernos reflexionar, por sus mensajes progresistas de libertad, solidaridad y fraternidad en el complejo y difícil contexto histórico que le tocó vivir. El precio por sus denuncias, maquilladas brillantemente por divertidos e hilarantes gags, fue el vergonzoso acoso que recibió de la prensa conservadora y la injusta persecución que sufrió durante el oscuro período del McCarthysmo acusado de ser antiamericano, comunista y libertino, viéndose obligado a exiliarse del país de las oportunidades en 1952 y viviendo sus últimos años en la neutral Suiza.
Tiempos modernos es una corrosiva visión del capitalismo, una comedia con un fondo dramático, que aborda las trágicas consecuencias de la industrialización y de la alienación del individuo al ser reducido a un mero elemento más de la cadena de producción. El film está protagonizado por el personaje que Chaplin creó y por el cual era reconocido: Charlot. Éste era más que un personaje cómico, tierno y humano, era una crítica feroz de la injusticia. No es de extrañar, pues, que su creador fuese una persona incómoda para la sociedad «bien pensante».Vemos a Charlot trabajando en una fábrica de acero, y debido al cada vez más acelerado ritmo de la cadena de montaje acaba por perder la razón. Cuando sale del hospital en el que ha sido tratado se ve envuelto en una manifestación y es encarcelado al ser confundido por un líder comunista. Posteriormente intenta infructuosamente encontrar un trabajo mientras malvive al lado de su compañera mendiga. Escenas magistrales que conviene retener en la memoria abundan en la cinta: sus escarceos con las máquinas en la fábrica, su involuntario protagonismo en la manifestación obrera, sus intentos de volver a la cárcel, la noche en los grandes almacenes soñando tener lo que no tiene, la comparación entre la casa en la que vive y la casa en la que sueña…
Tiempos modernos fue la última aparición de Charlot, que murió desplazado, inadaptado e incapaz de integrarse en los nuevos tiempos que se avecinaban. Cuando la película se estrenó, el cine sonoro llevaba ya una década de explotación comercial. Hasta entonces, Chaplin se había resistido a recitar diálogos, sabedor de que la clave de la universalidad de su humor se hallaba precisamente en la pantomima. Finalmente se lo pensó mejor y pudo adaptarse a una nueva forma de hacer cine, y de qué manera. En El gran dictador aprovechó el sonido para realizar uno de los más encendidos discursos en defensa de las libertades. Charles Chaplin es de los pocos directores de cine mudo que sobrevivió al sonoro. Y lo hizo compatibilizando la imagen y el sonido, evitando redundancias, aprovechando los efectos sonoros para enriquecer la imagen y con cortos pero acertados diálogos, y lo más importante, manteniendo intacto su genuino sentido del humor.
La aportación de Charles Chaplin a la cinematografía no se reduce solamente, pues, a su impresionante capacidad de mezclar comicidad y drama en una misma secuencia y a su mensaje político, sino que aportó las formas y los modos de hacer comedia que influenciaron posteriormente a personajes fundamentales en la historia del cine como los hermanos Marx y posteriormente a directores como Wood Allen. Como anécdotas, mencionar que Tiempos modernos no recibió ni una sola nominación de la Academia de Hollywood y que la película fue prohibida en Alemania e Italia bajo la acusación de propaganda comunista y curiosamente en Rusia se consideró propaganda capitalista.
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