(1) NADA +, de Juan Carlos Cremata.

CUBA FANTÁSTICA
Presentado en algunos festivales con diversidad de opiniones, el primer largometraje de Juan Carlos Cremata se anuncia como la entrega inicial de una trilogía y es una fábula llena de anotaciones satíricas sobre la sociedad cubana actual, procurando en todo momento que el humor y la fantasía no se conviertan en instrumentos de ataque frontal al sistema político castrista. Nada + es una especie de Amélie a la cubana, con una empleada de correos llamada Carla Pérez convertida en hada benefactora que ayuda a ser felices a los demás abriendo las cartas y procediendo a retocar sus textos, suavizando y edulcorando los originales. La involuntaria metáfora parece clara: no se trata de cambiar una realidad vulgar y llena de carencias sino de presentar otra meramente virtual, con un lenguaje y un estilo rebosantes de poesía cotidiana.
La escasez de medios ha sido combatida por el realizador a base de ingenio y de recursos de discutible pertinencia: trucos de cámara, voz en off y retoques de color sobre fotogramas en blanco y negro que no hacen sino resaltar el carácter artesanal y el tono amateur de la película.
La moraleja del relato es una defensa de la permanencia en el país para mejorarlo en vez de emigrar a Miami, solución cuyo idealismo resulta tan evidente como ilusorio. Aunque lo más decepcionante, a mi juicio, no son sus propuestas ideológicas, sino los procedimientos narrativos empleados, desde el humor de grueso calibre y la torpeza expresiva a la elementalidad de la puesta en escena.
La polémica, una vez más, está servida: sus defensores admirarán sus dosis de fantasía e imaginación; sus detractores, en cambio, repudiarán todo el tinclado montado para eludir la dura realidad.
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