(1) LA LIGA DE LOS HOMBRES EXTRAORDINARIOS, de Stephen Norrington.

DISCRETO TEBEO ANIMADO
Los excelentes resultados en taquilla obtenidos por la adaptación de personajes del cómic a la gran pantalla, como es el caso de Batman, Spiderman o La Patrulla-X, han animado a la industria de Hollywood a adaptar también cómics más adultos y menos comerciales. Este es el caso de un moderno cómic creado por el autor de culto Alan Moore, creador de V de Vendetta y de Watchmen, o la novela gráfica en la que se basó el film Desde el Infierno (2001).
El mismo Moore escribió el guión junto a Kevin O’Neill. Así, La liga de los hombres extraordinarios reúne a famosos personajes literarios como el explorador y descubridor de las Minas del Rey Salomón Alan Quatermain, el hombre invisible, Dorian Gray, el Capitán Nemo, el Dr. Jekyll y su inseparable Mr. Hyde, la vampira Mina Harker y Tom Sawyer al acudir todos a la llamada del mismísimo imperio británico para luchar contra un perverso villano que planea acabar con el mundo provocando un conflicto mundial.
Pronto las referencias literarias a imprescindibles obras de autores como H. Rider Haggard, H. G. Wells, Oscar Wilde, Julio Verne, Robert Luis Stevenson, Bram Stoker y Mark Twain quedan reducidas al mínimo para, una vez más, rediseñar —o mejor dicho simplificar— los personajes para hacerlos fácilmente asimilables para el gran público. Por si fuera poco, efectos especiales y los malabarismos pirotécnicos —que sobreabundan en un intento de exhibir el enorme presupuesto del film, unos 100 millones de $— merman una historia superficial y predomina la espectacularidad en detrimento de la credibilidad. Está claro que es una película de ciencia ficción, pero incluso a este género se le pide un mínimo de credibilidad, un pacto tácito entre autor y espectadores de que por dos horas lo que vemos es verdad, que no necesariamente real.
Y es que no es lo mismo el cómic que el cine. En papel, Alan Moore proporciona más misterio y más profundidad a los personajes y a las historias. En definitiva, un mayor trasfondo del que, por supuesto, carece la película.
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