(1) EJECUTIVO AGRESIVO, de Peter Segal.

SIN GRACIA
En las comedias de los grandes maestros del género (Lubitsch, Capra, Preston Sturges, Wilder, etc.) la ficción narrativa siempre se halla anclada en unas coordenadas estrechamente relacionadas con el mundo real. Pero en la mayoría de películas hechas por la industria con la exclusiva intención de captar a los más amplios sectores del público, la verosimilitud del relato está siempre abogada por una concepción de personajes y situaciones que busca antes la risa fácil del espectador que la lógica necesaria para obtener un producto dotado de rigor y coherencia.
Ejecutivo agresivo, del negasto Peter Segal, entra de lleno en esa categoría de comedias burdas en las que la abundancia de dólares se muestra incapaz de sustituir al verdadero talento. El guión de David Dorfman desarrolla una historia sin pies ni cabeza en la que un psiquiatra evidencia estar mucho peor de la cabeza que el joven paciente a quien debe sanar. Conflictos forzados y reacciones falsas se ponen al servicio de un humor construido artificiosamente mediante una distorsión de la realidad que nunca obedece a criterios sólidamente establecidos.
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