(3) EL AMERICANO IMPASIBLE, de Phillip Noyce.

NUESTRO HOMBRE EN SAIGÓN
De la novela publicada en 1955 por Graham Greene hizo Joseph L. Mankiewicz una versión fílmica en 1958 en la que los aspectos psicológicos ahogaban los planteamientos políticos, suprimiendo toda alusión crítica a la intervención estadounidense en el sudeste asiático. Aquella película, Un americano tranquilo, supuso un serio enfrentamiento entre cineasta y escritor, fue un fracaso económico y en España sólo pudo verse años más tarde por TV.
La adaptación realizada ahora por los guionistas Christopher Hampton y Robert Schenkkan es, por el contrario, un modelo de síntesis, precisión y fidelidad al original literario y da oportunidad al australiano Phillip Noyce de elaborar una de las películas más interesantes de la temporada, un relato estructurado mediante un gran flash-back central que vehicula los recuerdos que, en primera persona, exterioriza un veterano periodista británico destinado en Saigón, encarnado con asombrosa maestría por Michael Caine.
Podemos distinguir en el film tres líneas narrativas principales bien delimitadas, perfectamente ensambladas en el guión: una historia de amistad finalmente traicionada; la presencia del amor como motivo de rivalidad y celos entre el corresponsal de guerra y un joven estadounidense en misión aparentemente humanitaria; y un contexto político y militar marcado en 1952 por la lucha colonial de los franceses contra los vietnamitas y la irrupción de los USA para propiciar el surgimiento de una tercera fuerza nacionalista favorable a sus intereses. Un relato de sentimientos, con sus contradicciones y ambigüedades, con una decisiva presencia de ideales y valores morales, de donde surge la complejidad de las motivaciones y la necesidad de tomar partido, de comprometerse personalmente ante una realidad conflictiva dominada por la violencia, el terrorismo y la muerte.
Producida por los prestigiosos Sidney Pollack y Anthony Minghella, El americano impasible, cuyo estreno fue aplazado por coincidir con los atentados del 11-S, destaca por su brillante planificación, el dominio del ritmo y la magistral dirección de actores, así como una magnífica fotografía capaz de reflejar una realidad tanto física como psicológica. También son perceptibles algunos elementos de género, pues empezamos conociendo la comisión de un asesinato y el film nos va desvelando las causas y circunstancias que llevaron su ejecución. Muy buena también la labor interpretativa de Brendan Fraser y de Do Thi Yen.
Un consejo final: no se pierdan El americano impasible, un film de rabiosa actualidad. Graham Greene hace 50 años y Phillip Noyce ahora han sido capaces de captar con enorme lucidez en qué consisten las misiones comerciales y humanitarias de los USA en el mundo, cuál es el papel de la CIA y qué objetivos tiene la política exterior de los Estados Unidos. El film resume, al final, mediante recortes de prensa, la evolución de los acontecimientos desde la derrota de los franceses hasta la retirada de los estadounidenses de Vietnam. La evocación de Iraq se hace inevitable. La historia se repite.
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