(1) AMIGAS A LA FUERZA, de Bob Dolman.

AMIGAS… A PESAR DE TODO
En contadas ocasiones se puede observar cierto contenido crítico, cierta rebeldía acompañada de nostalgia, en las comedias norteamericanas. En este caso, Amigas a la fuerza no huye de los tópicos y clichés de un género que ha perdido su acidez y su inconformismo de sus épocas anteriores. La inconsistencia de la historia, la superficialidad de los personajes, los cambios sorprendentes e inesperados de formas de pensar y de actuar, el inevitable final feliz… Pero si somos capaces de analizar con mayor detenimiento este film, podemos extraer una crítica suave, pero osada en los tiempos que corren, de la hipocresía moral de la clase media-alta de la sociedad estadounidense. Bienvenida sea la ironía y la reflexión.
Y es que Lavinia (Susan Sarandon) representa la persona que reniega de su pasado liberal y desenfadado para convertirse en la más conservadora y represora de todas. Aquella persona que vivió al margen de las buenas costumbres de la época y disfrutó todo lo que pudo de su juventud. No obstante, llegados esos años determinantes de grandes decisiones, tomó el camino fácil, casándose con un abogado aspirante a político y teniendo dos hijas pijas y maleducadas. Por su parte, Suzette (Goldie Hawn) representa todo lo contrario, un espíritu libre y promiscuo que con los años debe pagar la factura de la soledad y la incomprensión. La combinación de éstas conseguirá una posición intermedia que mantiene una postura inconformista pero asume el peso de la edad y la necesidad de pensar en un futuro.
Dos actrices como Sarandon y Hawn son la esencia de la película. Aunque sólo sea porque son pioneras en conseguir personajes protagonistas pasados los 50 años y no precisamente en producciones independientes. De refuerzo se encuentra siempre contundente Geoffrey Rush, que asume profesionalmente el papel de chico secundario del film, espacio reservado tradicionalmente a las féminas.
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