(3) 24 HOUR PARTY PEOPLE, de Michael Winterbottom.

MANCHESTER MUSICAL
Presentada en la sección oficial del Festival de Cannes y en el Festival de San Sebastián, la última película de Michael Winterbottom es un homenaje a algunos creadores de la música pop-rock británica, concretamente grupos como Joy Division, New Order y Happy Mondays, entre otros, que renovaron el panorama musical social y cultural de Manchester en los años que van desde la aparición del punk en 1976 a la crisis del acid house en 1992.
El guión establece como eje del relato a Tony Wilson, presentador de Granada TV encarnado por el actor Steve Coogan, que promovió la fundación de la discográfica Factory Records y la apertura de la mítica discoteca Hacienda. Un film, pues, sobre el nacimiento, apogeo y cierre de un negocio musical que viene a materializar el conocido tópico de “sexo, drogas y rock&roll” para retratar el espíritu de una época, el de una juventud que pretendía explorar unos horizontes vitales en unos años en que cambiaron las costumbres, los atuendos, la música y el baile como signos representativos de unos nuevos tiempos.
Los expertos han destacado la importancia de la película como biografía musical fiel sobre unos artistas y unos lugares que no aparecen mitificados bajo una óptica sensacionalista gracias al uso inteligente del humor y de la ironía, incluso de cierta autocrítica, que admite la presencia en fugaces apariciones de los auténticos artífices del llamado sonido Manchester.
Quizá la extensión de la panorámica ofrecida afecte negativamente a la profundidad que algunos desearíamos en el relato, pero el realizador ha optado por conferir al film un estilo que debe no poco al reportaje televisivo con su ritmo trepidante, sus efectos de cámara frenética movida a mano, una iluminación improvisada y un formato de vídeo digital para crear una sucesión de imágnees que mostrara diversos estilos y texturas, mezcla de ficción y documental, con el propósito de transmitir una sensación de caos y espontaneidad, de un espíritu tan fecundo como anárquico que fue, a la postre, la causa del hundimiento del tinglado montado por Tony Wilson.
Muy buena la fotografía de Robby Müller, que ya había demostrado su valía en films de Wim Wenders y de Lars von Trier.
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