(2) UNA PASIÓN SINGULAR, de Antonio Gonzalo.

VIDA Y MUERTE DE BLAS INFANTE
El sexto largometraje de Antonio Gonzalo es una producción auspiciada por la Junta de Andalucía que rinde homenaje a la figura de Blas Infante, un notario que luchó contra la injusticia, el caciquismo y la miseria del campesinado, así como a favor de la construcción de la patria andaluza desde posturas ideológicas pacifistas y tolerantes. El film tiene como trasfondo un período de la historia de España que abarca desde 1898 a 1936, subrayando las dificultades que en cada momento encontró Blas Infante para difundir sus ideales nacionalistas, hasta su detención y fusilamiento a manos de falangistas en agosto de 1936, tras el triunfo de la rebelión del general Queipo de Llano en sevilla.
El film se estructura narrativamente mediante una serie de flash-backs que van intercalando fragmentos del presente y del pasado, una vida con referencias tanto a sus actividades públicas como privadas, tanto políticas como familiares, profesionales y sentimentales, que magnifica la categoría ética del protagonista, que prefirió seguir sus ideales solidarios en detrimento de sus intereses como terrateniente, lo que motivó el abandono y condena final por parte de los “suyos”.
Una pasión singular representa un gran esfuerzo de producción y un serio trabajo de documentación, con presencia de actores como el argentino Daniel Freire, Juan Diego, María Galiana, Manuel de Blas, Carlos Álvarez y otros, una correcta foto de Teo Delgado y un guión en el que ha participado Antonio Onetti junto al realizador.
Señalados los méritos de la película, es justo reconocer que en muchos aspectos han sido mayores el entusiasmo y la buena voluntad que los aciertos fílmicos, teniendo en cuenta las dificultades que plantean tanto los intentos de reconstrucción histórica como la elaboración de un discurso político basado en una rigurosa puesta en escena. En esta ocasión, la utilización en el rodaje de algunos de los más hermosos y emblemáticos edificios andaluces exagera en el relato su tendencia a un lujo y una pulcritud que contamina al producto de cierto academicismo. Por otra parte, los personajes convertidos en símbolos, sin respetar del todo su complejidad y contradicciones como seres humanos, ponen de relieve su hieratismo, al no ser otra cosa que portavoces de unas frases puestos en su boca en una especie de ejercicio didáctico que busca resumir en pocas palabras la multitud de ideas sociales y políticas que, con frecuencia, son cita fiel de textos genuinos del malogrado líder andalucista.
Pero pese a sus limitaciones, Una pasión singular nos informa de la ejemplar honestidad de Blas Infante y de sus fallidos intentos de conseguir la autonomía regional dentro de una soberanía republicana, la reforma agraria y la solidaridad de unos jornaleros para quienes pidió “la tierra para los que la trabajan”.
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