(3) BALZAC Y LA PEQUEÑA COSTURERA CHINA, de Dai Sijie.

ENEMIGOS DEL PUEBLO
Presentado en el pasado Festival de Cannes, este film es adaptación de una novela autobiográfica del propio realizador Dai Sijie, afincado hace tiempo en Francia, donde estudió cine en el IDHEC. Situado en la China de los primeros años 70, los de la Revolución Cultural propiciada por Mao, el relato está protagonizado por dos adolescentes, hijos de científicos considerados “burgueses”, enviados a las montañas cercanas al Tíbet para su reeducación entre campesinos. El duro trabajo como método para eliminar las diferencias de clase les permite ser testigos de la ignorancia, el dogmatismo político y la represión intelectual imperantes, convirtiéndose ellos, precisamente, en educadores de la colectividad.
El film es un bello relato que combina ideas y emociones, narrando una historia de amor y de amistad entre adolescentes en un contexto hostil que propicia la rebeldía de los protagonistas. La verdadera educación viene materializada por una serie de películas y de libros que los chicos convierten en sugestivos relatos orales y cuyas ficciones ayudan a los campesinos a ensanchar los límites de su percepción del mundo.
Desprende la película una fuerte sensación de nostalgia, referida a la juventud y primer amor más que a unos tiempos privados de libertades, lo que se evidencia en esa especie de epílogo añadido a la novela original con el retorno a uno de los jóvenes a China, el reencuentro con su antiguo amigo y su visita a las montañas de sus años de exilio, con las aguas del nuevo pantano anegando por completo la región.
Del relato se desprenden una serie de consideraciones de gran interés: la necesidad del progreso científico más allá del discurso ideológico, la creatividad individual concretada en las innovaciones ornamentales que el sastre introduce en los vestidos, la fantasía como ayuda en el aprendizaje de la vida, etc. Concepciones todas ellas opuestas al dogmatismo político de signo esterilizador.
Balzac y la pequeña costurera china fue filmada en el propio país tras discutir con las autoridades comunistas ciertos retoques del guión, suavizando la intransigencia del comisario político del poblado aunque respetando la autoría extranjera de los libros redentores.
Interesante film, pues, pese a una fotografía manifiestamente mejorable que supone una mirada crítica a una etapa de la historia china en que las buenas intenciones -el paso de un país feudal a otro moderno a través del marxismo- se perdieron por unos cauces equivocados que nunca respetaron los derechos humanos.
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