(4) APOCALYPSE NOW (REDUX), de Francis Ford Coppola.

MISIÓN EN VIETNAM
Palma de Oro en Cannes, Apocalypse Now fue una arriesgada producción independiente con un rodaje lleno de dificultades materiales y económicas que obligaron a efectuar después abundantes cortes en la película para su exhibición comercial. Inspirada en la novela El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, una aproximación al colonialismo belga en el Congo del siglo XIX, su lejano estreno en diciembre de 1979 fue recibido entre nosotros con reticencias críticas, acusándola de insuficientes y ambiguos planteamientos políticos a la hora de retratar el imperialismo yanqui en Vietnam, sin percibir que se trataba básicamente de una parábola moral sobre los etéreos y fácilmente franqueables límites entre el bien y el mal, entre la razón y la locura, en un apasionante retrato de la condición humana en circunstancias excepcionales.
La nueva versión del film, casi un cuarto de siglo después, con el añadido de 53 minutos en un nuevo montaje y con inéditos y bellos fragmentos musicales de Carmine Coppola, da por resultado una obra extraordinaria, sólida y coherente cuyos 206 minutos de duración refuerzan su dimensión filosófica sin dejar de lado su lectura política.
Realizado en las selvas filipinas y con ayuda del ejército del dictador Marcos, utilizando géneros de alcance tan espectacular como el bélico y la aventura, Apocalypse Now los trasciende para convertirse en un aldabonazo a las conciencias sobre las funestas consecuencias de un militarismo y un belicismo alejados de toda consideración ética y racional. El relato describe un viaje hasta Camboya, río arriba, un itinerario del alcance tanto real como metafórico, tras el que el capitán Willar (Martin Sheen) debe encontrar y matar al Coronel Kurtz (Marlon Brando) que se ha vuelto loco y que hace la guerra por su cuenta. Asistimos, pues, al descubrimiento del horror más profundo en un recorrido que materializa un descenso a los infiernos de la condición humana, con los claroscuros de la mente, con la regresión a un salvajismo primitivo dominado por la agresividad, un retorno a los orígenes del hombre, bárbaro y violento, antes de convertirse en un animal social gobernado por las reglas de la civilización.
La película es demoledora en cuanto a la desmitificación de un falso orden y de unos retóricos principios —patriotismo, valor, disciplina, etc.— en un relato que va del caso particular a la reflexión de la validez universal y que empieza potenciando narrativamente los aspectos más grotescos y absurdos de la guerra para convertirse en una apoteosis de la crueldad y de la muerte.
Dominada por las luces y las sombras —excelente fotografía de Vittorio Storaro—, metáfora visual de la dualidad del ser humano, esta versión definitiva de Apocalypse Now es considerada por muchos especialistas como una auténtica obra maestra. Estoy de acuerdo.
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