(3) ROBERTO SUCCO, de Cédric Khan.

LA MIRADA DE LA LOCURA
Reflejar la visión de un psicópata no es una tarea fácil: lo normal es caer en el puro espectáculo y en la violencia gratuita sin intentar al menos indagar en la mente del asesino, contextualizar al personaje en su entorno social y familiar, y contar los hechos de manera desprejuiciada y lo más ajustada a la realidad. No obstante, Roberto Succo logra así, con éxito, mostrar aquellos terribles sucesos que aterrorizaron a la sociedad francesa e italiana en los años 80: nacido en Mestre (Venecia) en 1962, Roberto Succo asesinó salvajemente a sus padres en 1981. Internado en un hospital psiquiátrico, se fugó en 1986 y dos años después, tras una estela de asesinatos, violaciones y robos acabó suicidándose en la cárcel, en 1988.
Cédric Khan describe esta brutal andanza desde un punto de vista testimonial. En Roberto Succo no hay juicios de valor. No moraliza mostrando una maldad absoluta ni es insensible a los actos inhumanos del personaje. En ese sentido, no denuncia al protagonista como un monstruo resultado de la injusta sociedad que lo vio nacer pero tampoco lo exculpa de sus crímenes. Muestra a un ser humano complejo dentro de su psicopatía: se mezclan los momentos de lucidez, de cariño y necesidad de afecto junto a su novia Léa y los angustiosos ataques de violencia incontenida. En esta película el director no se recrea en el dolor de las víctimas, mostrando un enorme respeto hacia ellas. Otro elemento destacable es la adopción de un discurso detectivesco a la hora de desarrollar la subtrama de los agentes de policía franceses que en coordinación con los italianos logran detener a Roberto Succo. Además los agentes son personajes tridimensionales, no una excusa para alargar el metraje. En el terreno de la narración hay que destacar la sencillez con la que se cuentan los hechos, se trata de un film austero en las formas. Las secuencias van pasando desvelando una historia lineal concreta, sin rodeos ni reiteraciones.
Finalmente hay que destacar la contundente interpretación de Stefano Casseti, que junto con su mirada turbadora e inquietante logra reproducir fielmente un estado, el de la locura, que tan acongojado deja al espectador.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.