(1) BATTLE ROYALE, de Kinji Fukasaku.

GORE NIPÓN
Polémico film del veterano realizador japonés Kinji Fukasaku, Battle Royale representa un ejemplo perfecto de cine gore que convierte la violencia gratuita en puro espectáculo hasta el punto de que más que asustar crea un sorprendente efecto cómico en los espectadores. Esto se debe a que es difícil encontrar el límite entre la crítica y la burla, entre la parodia y la chabacanería. Un ejemplo de cine gore, insisto, que decepciona por la carencia absoluta de un mensaje final o de cierta reflexión sobre el tema que trata. Y éste no es otro que un juego mortal que organiza el gobierno nipón para hacer frente a situación apocalíptica de crisis económica y moral donde los estudiantes se rebelan contra los adultos y se convierten en máquinas de matar para su propia supervivencia.
El director no pretende complicar la trama mostrando la alternativa a tanto sadismo —la opción de la no violencia, la unión contra el enemigo común, el diálogo frente a la sinrazón…— sino que se ensaña con eyaculaciones sangrientas —¡cuánta sangre puede albergar el cuerpo humano!— y cabezas cortadas que son usadas como arma arrojadiza. Ni hay un intento de recapacitar sobre el incremento de la violencia en las sociedades desarrolladas, donde contradictoriamente cuanto mayor es el nivel de bienestar y de riqueza, menor es el respeto y la solidaridad en general.
Un elemento a destacar es el desternillante guión que introduce conversaciones intrascendentes en situaciones de verdadera crueldad: que si te quería mucho pero no te lo había dicho, que si eres virgen pues yo también… todo ello en los momentos agonizantes previos de una muerte dolorosa y con abundante sangre alrededor. Ese mismo guión convierte jóvenes estudiantes en expertos combatientes cuerpo a cuerpo y en el uso de las armas más variadas y sofisticadas.
En Battle Royale existen lagunas, puntos oscuros que debilitan la trama, como la falta de información sobre las reglas del «juego», subtramas poco desarrolladas y unos flash backs que no son pertinentes por reiterativos o innecesarios.
En conclusión, sólo los amantes del género pueden encontrar satisfactoria su visionado, pues el resto encontrarán en ella una historia previsible y ultraviolenta que no saciará, en ningún momento, su apetito cinematográfico.
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