(1) LILO & STITCH, de Chris Sanders y Dean DeBlois.

AMISTAD EXTRATERRÍCOLA
Aprovechando la llegada del período estival se ha producido una auténtica eclosión del cine de animación cuyos títulos más recientes son Spirit: el corcel indomable (DreamWorks), La edad de hielo (Fox), y por supuesto la propuesta de Disney Lilo & Stitch. Ni que decir tiene que este género, considerado “menor” hasta hace poco tiempo, cobró una merecida importancia con el estreno de auténticas joyas como la provocadora Shrek (2001), la irreverente South Park (1999) y la entretenida Titan A.E. (2000) que daban inicio a una renovación visual y de contenidos.
Lilo & Stitch incide en las características propias de la casa Disney, esto es, un dramón inicial —pérdida de los padres en un accidente, soledad, incomunicación, peligro de separación debido a un amenazante asistente social…— que poco a poco se va transformando, gracias a chistes verbales y visuales, en una aventura llena de optimismo donde el final no puede ser más perfecto y donde la unidad familiar y los buenos sentimientos son los únicos motores de la historia. Nuevamente aparece el mensaje de que el amor transforma hasta los más malvados, y lleva hasta el extremo la idea de integración social y familiar de los foráneos, incluso los de raza alienígena.
A pesar de todo hay que destacar su inicio-introducción, ya que en escasos minutos explica eficientemente cómo llega el protagonista Stitch hasta Hawai, lugar donde se desarrolla la acción, y cómo conoce a la joven Lilo, que por cierto coincide bastante en su argumento con el inicio de la película española El rey de la granja (2002), criticada hace un par de semanas.
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