(2) EL ESTIMULADOR, de Richard Glatzer y Wash West.

FASCINACIÓN GAY
De un modo similar a Cowboy de medianoche, El estimulador comienza con la llegada de un chico de pueblo a Hollywood con la intención de triunfar en el mundo del cine. Fascinado por un famoso actor del porno homosexual, acabará entrando en esta industria como cámara y como estimulador, conociendo así íntimamente a su adorada estrella y resolviendo su indefinición sexual tras asumir su condición gay.
Película de muy escaso presupuesto que causó impacto en el pasado Festival de Berlín, sustenta su discurso en dos líneas argumentales: la descripción documental de la industria del cine X por dentro, recordando a Boogie nights, con su pobre financiación, sordidez y abundantes trucos para producir excitación erótica; el proceso de encuentro y de desencuentro entre el admirador obsesionado y la estrella porno, que no sólo resulta ser heterosexual en realidad sino un narcisista únicamente enamorado de sí mismo cuyo itinerario de decadencia pasa por el consumo de drogas, la delincuencia y la marginalidad.
El estimulador, con sus elipsis y acciones fuera de plano puede ser exhibida en salas comerciales pero su interés no logra alcanzar mayor altura debido a ciertos retoques moralizantes, a su planteamiento demasiado apocalíptico y especialmente a una escena, totalmente explícita, donde los dos protagonistas lamentan sus errores, uno de ellos rechaza su homosexualidad y ambos condenan los muchos vicios del mundo.
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