(2) CONFESIONES ÍNTIMAS DE UNA MUJER, de Diane Kurys.

AMORES ROMÁNTICOS
Con tres años de retraso nos llega Confesiones íntimas de una mujer, título más apropiado para una película “S” que encubre el original Los hijos del siglo, el XIX, dominado por las ideas de Revolución y Romanticismo, este último movimiento cultural y artístico que supuso una ruptura radical con el racionalismo y el clasicismo del siglo XVIII y que permitió al artista plena libertad creadora. Y así, tras la derrota de Napoleón, en literatura, teatro, música y pintura se convirtieron en hegemónicas vivencias y expresiones como sufrimiento, pasión, soledad, placeres autodestructivos y desesperación. Fueron manifestaciones del llamado mal del siglo: la melancolía.
La película de Diane Kurys aborda las tempestuosas relaciones de la escritora George Sand -pseudónimo de Aurora Dupin- y el poeta Alfred de Musset, unos años de fecundidad creativa para retratar los cuales los guionistas del film recurrieron a diversas fuentes, principalmente a las autobiografías encubiertas La confesión de un hijo del siglo (Alfred de Musset, 1836) y Ella y él (George Sand, 1859). Jaime Comino, por su parte, ya había mostrado el idilio entre George Sand y Federico Chopin en la película Un invierno en Mallorca (1969).
Juliette Binoche y Benoît Magimel efectúan una aplicada caracterización de los protagonistas y se nota un gran esfuerzo a la hora de dar verosimilitud a la ambientación de la época, pero el relato se queda en un melodrama de amores imposibles cuya superficialidad e insuficiencias son evidentes y más propias de una escandalosa revista del corazón volcada en contar las andanzas y rencillas de una famosa pareja formada por individuos completamente diferentes unidos sólo por su pasión y cuya relación entra en crisis durante un viaje a Italia. Sand como amante de la naturaleza, rebelde y liberal; Musset como vividor compulsivo, esclavo de sus adicciones y con tendencias suicidas.
A la película le echo en falta, pues, una mejor contextualización y una mayor atención a la creación literaria de los protagonistas. Ninguna alusión hay a la subida al trono de Luis Felipe I, duque de Orleans de 1830 a 1848, período caracterizado por un paternalismo conservador en el que hubo insurrecciones tanto de derechas como de izquierdas; por otra parte, apenas hay referencias a los abundantes textos poéticos, narrativos y dramáticos surgidos de las plumas de los biografiados en los años aludidos.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.