(0) LA ÚLTIMA FORTALEZA, de Rod Lurie.

CINE PATRIOTERO
Una de las consecuencias del 11-S ha sido la eclosión, en la industria de Hollywood, de un cine patriotero que pretende animar la moral colectiva de una sociedad dolida y todavía perpleja por los terribles atentados cometidos en la ciudad de Nueva York.
La última fortaleza, ejemplo de cine carcelario, proporciona con creces esa vena patriótica que, no obstante, asusta por lo cercana a los planteamientos más reaccionarios de los conservadores republicanos. No se trata de un patriotismo constructivo, que se base en la defensa de las libertades, los derechos y la solidaridad. El patriotismo tras los atentados se fundamenta en la exaltación de los valores castrenses como la obediencia ciega al superior, el culto a la personalidad del héroe y el acatamiento de las órdenes aunque sean injustas o equivocadas.
Pero además de ello, la película destila una ideología cercana al fascismo pues destaca en ella una apología a la violencia gratuita, una seducción por el militarismo y una visión de la justicia cercana a la venganza. Al director ni le interesa recordar que el objetivo de las penas en las sociedades democráticas es la reinserción, ni que existen unos llamados Derechos Humanos que se deben cumplir en todas circunstancias. El motor de la historia no podía ser otro que el odio, un odio visceral entre el fascista que manda en la cárcel-fortaleza y el héroe libertador que guiará a los reos a la sublevación más salvaje aún si cabe que el trato vejatorio que reciben. El mensaje final potencia esa ideología, al elegir el sacrificio por la patria antes que recurrir a las palabras.
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