(2) QUITTING, de Zhang Yang.

REGENERACIÓN
El tercer largometraje de Zhang Yang es un relato biográfico basado en hechos reales sobre el popular actor Jia Hongshang, que se interpreta a sí mismo, una destacada figura del cine y del teatro chino que se sumergió en el abismo de las drogas y del alcohol cuando preparaba el montaje escénico de El beso de la mujer araña de Manuel Puig. El film describe el proceso de autodestrucción y posterior regeneración del protagonista gracias al decidido apoyo de sus padres y a los cuidados médicos en una clínica psiquiátrica.
El particular contexto del cine chino, sometido a una censura siempre vigilante, ha permitido el acercamiento al tema tabú de la drogadicción condicionándolo a una serie de limitaciones como son la total eliminación de escenas de consumo de sustancias tóxicas, la labor ejemplar de las instituciones públicas y un happy end de lo más convencional que transforma la posible denuncia social en una fábula ejemplar sobre las bondades del régimen.
El film realiza una síntesis temporal de un período de siete años, recurre a monólogos y voces en off en primera y en tercera persona y combina la estética expresiva propia del cine y del teatro en un gran decorado que muestra su artificio al público.
El resultado es una crónica, bastante fidedigna, del drama personal y familiar de una víctima de brotes esquizofrénicos aparejados a momentos de agresividad. Quitting apunta algunas ideas interesantes que no acaban de desarrollarse del todo en este itinerario del protagonista en busca de su propia identidad, un canto a la redención con la ayuda del amor y de la esperanza.
Mucho más interesante hubiera sido una película que profundizara en las causas estructurales del conflicto planteado: la apertura a Occidente de la sociedad china, con los nuevos mitos culturales introducidos (música pop-rock, películas, alcohol, ropa, hábitos de consumo y de ocio, etc.) y el surgimiento de una generación de jóvenes rebeldes frente al autoritarismo dirigente y con la crisis de valores tradicionales rurales frente a los más modernos de la gran ciudad. Se pierde la oportunidad de cuestionar si esta resistencia juvenil era consecuencia de una moda pasajera o su representaba la aspiración a un estilo de vida más auténtico.
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