(0) PETER PAN EN EL REGRESO AL PAÍS DE NUNCA JAMÁS, de Robin Budd y Donovan Cook.

SIMPLEZA Y SENSIBLERÍA
Cuando en el competitivo mundo de la animación aparecen nuevas productoras, se mejoran las técnicas informáticas, se rompen las viejas fórmulas y se apuesta por lo novedoso, y los espectadores cada vez son más exigentes, las compañías tradicionales echan mano de los clásicos en un intento por despertar la nostalgia en su público maduro y la curiosidad en las nuevas generaciones de niños y niñas que inundan las salas de cine en la primera sesión. Así, Peter Pan en el regreso al país de nunca jamás es un hábil recurso para asegurar un buen negocio y una demostración palpable de la crisis de ideas que vive la industria cinematográfica de EEUU en general, y la compañía Disney en particular.
Pues, ¿qué significa sino una falta grave de creatividad la mera repetición de la primera película salvo mínimos cambios inevitables, la insistencia en gags conocidos hasta la saciedad, el maniqueismo de los personajes y ese mensaje de amor y buenos sentimientos que ignora que no son los mismos niños que vieron la película de 1953? Los niños de hoy están creciendo viendo Shrek, South Park, Los Simpson… dibujos animados con mala leche, contestatarios, ácidos y corrosivos. La compañía de Walt Disney, de ideología muy conservadora, siempre ha apostado por historias simples, rebosantes de sensiblería barata, reduccionistas, alejadas de cualquier actitud reflexiva o simplemente documental de la realidad. De escaso o nulo interés, en mi opinión.
En conclusión, esta segunda parte de Peter Pan supone una decepción pues es más de lo mismo.
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