(1) LOS CHICOS DE MI VIDA, de Penny Marshall.

SUPERACIÓN PERSONAL
Contar una historia familiar plagada de dificultades y situaciones dramáticas, aunque sea autobiográfica y por tanto real, corre el peligro –más bien tendencia– de caer en el mero dramón que recuerden a las telenovelas venezolanas o a los telefilmes que inundan las parrillas televisivas. Los chicos de mi vida no cae en el sentimentalismo barato pero no escapa de cierta moralina y el clásico final feliz con mensaje de superación personal ante las adversidades.
La película, basada en la vida de la escritora Beverly Donofrio, narra la vida de una joven madre obligada a casarse que lucha por conseguir estudiar en la Universidad y convertirse en escritora pese a las penalidades por las que atraviesa. Junto a la trama principal que narra la relación entre la madre y su hijo, se entrelazan una serie de flash-backs que cuentan las vivencias personales que cambiaron la vida de la protagonista, como la represión de los padres, las primeras relaciones sexuales, el embarazo adolescente, el matrimonio forzoso, la impotencia de no alcanzar las metas… describiendo y justificando la psicología de los personajes de forma sencilla pero convincente, revelando las complicadas relaciones entre ambos. Otro elemento a destacar es la mezcla eficaz de comedia y drama, desdramatizando sucesos de alto contenido emocional y añadiendo ingeniosos diálogos en un contexto de seriedad y tensión familiar. Finalmente, la excesiva duración del largometraje y un desenlace previsible y un poco forzado devalúan una historia profunda que podría haber dado mucho más de sí.
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