(3) INTIMIDAD, de Patrice Chéreau.

UNA VEZ A LA SEMANA
La estúpida y puritana dicotomía en la relación amorosa entre erotismo y pornografía, entre sentimientos y sexo, muestra su esquematismo reduccionista frente a la complejidad humana y la riqueza de la experiencia erótica en el film Intimidad, premios a la mejor película y a la mejor actriz (Kerry Fox) en el Festival de Berlín 2001.
El cineasta francés Patrice Chéreau prefirió rodar en Londres y con actores de habla inglesa un film que es adaptación de un breve relato y de una novela de Hanif Kureishi, y que narra el encuentro, una vez a la semana, entre una ama de casa con vida familiar rutinaria y frustrante, aspirante a actriz, y un camarero divorciado y solitario, en un apartamento sucio y destartalado, la típica cita de amantes furtivos que pasan por encima de todo obstáculo e incomodidad arrastrados por la fuerza del deseo.
Con antecedentes temáticos como El diablo en el cuerpo, Herida o Romance, el nuevo trabajo fílmico de Chéreau ha vuelto a despertar el escándalo entre los más pusilánimes, por rescatar del guetto del cine X determinadas imágenes que en este caso se limitan a breves segundos de una felación situada en medio de una ardiente relación cuya sinceridad y realismo constituyen la verdadera esencia del relato.
Al contrario de la mayoría de films, Intimidad presenta primero una historia exclusivamente sexual para dejar aflorar más tarde el mundo de los sentimientos. Como ya apuntaba la genial El último tango en París, un anónimo intercambio placentero entre cuerpos está condenado a despertar el interés por conocer mejor al otro, por un trasvase de conocimientos que determinará fatalmente el auge de los sentimientos. La comunicación entre la pareja, por otra parte, aquí con más presente que futuro, conllevará el surgimiento del amor pero también el sentimiento de una incomodidad castradora de las alas de una pasión condenada a la extinción.
Película con presencia de una voz en off en primera persona, la del protagonista, con abundancia de movimientos de cámara y con una excelente dirección de actores, Intimidad nos habla de lo complicado que resulta establecer relaciones profundas y estables en la pareja y de lo difícil que es vencer la incomunicación entre individuos diferentes empeñados en reconstruir y enderezar la propia vida.
Será seguramente una de mis películas favoritas de este año que empieza. En ella encontramos personajes cercanos i reconocibles, unas prácticas eróticas verosímiles y unos gestos totalmente cotidianos. Lejos de todo tufillo moralizante o artificio melodramático, el film es un relato absolutamente moderno que nos enseña la dificultad de alcanzar la felicidad mediante una cámara manejada inteligentemente que se convierte en testigo privilegiado de la angustiada existencia de unos personajes reales como la vida misma.
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