(0) ZOOLANDER, de Ben Stiller.

PARODIA SIN GLAMOUR
Tercera película del popular cómico estadounidense Ben Stiller —las anteriores son Reality bites/Bocados de realidad (1994) y Un loco a domicilio (1996)—, Zoolander reitera la explotada fórmula de comedia desmadrada cuyo máximo objetivo es desarrollar situaciones pretendidamente cómicas en las que abunda la mala sombra y el absurdo.
Muy influido por las películas de los hermanos Farrelly —Dos tontos muy tontos (1994), ¡Vaya par de idiotas! (1996) y Algo pasa con Mary (1998)—, Ben Stiller se introduce en el mundo de la moda para parodiar a los diseñadores, a los modelos, caricaturizando la sofisticación y el glamour que se crea a su alrededor.
El problema es la superficialidad de su planteamiento. Su intención sería interesante si no construyera una historia tan frágil, unos personajes infantiles y maniqueos, unos diálogos sin sentido y un desenlace para echarse a llorar.
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