(2) FUCKING AMAL, de Lukas Moodysson.

NUNCA PASA NADA
Este primer largometraje del poeta sueco Lukas Moodysson se convirtió en el más taquillero de su país y obtuvo numerosos premios y reconocimientos en diversos certámenes internacionales. Se trata de una producción independiente y realizada con escasos medios, por lo que el secreto de su éxito hay que buscarlo en la sencillez, sensibilidad y penetración psicológica de una narración que se inclina por resaltar el lado realista de la trama.
Amal es un pequeño y aburrido pueblo sueco lindante con Noruega donde Agnes, adolescente de 16 años, se enamora de Elin, una compañera de instituto. Con idéntica voluntad de autenticidad de que hacía gala la española Krámpack, de Cesc Gay, Fucking Amal es una historia de adolescentes contada también con humor e ironía, huyendo de los tópicos habituales del cine con estudiantes gamberros, que soprende gratamente por la delicadeza con que se presentan algunas cuestiones como el consumo de alcohol y drogas por los jóvenes, sin rastro de sensacionalismo alguno, o la sorpresa de los padres que se muestran comprensivos ante la opción lésbica de Agnes.
En Fucking Amal el realizador ha sabido captar la complejidad y el desconcierto que define la personalidad adolescente, mezcla de inseguridad y narcisismo, rebeldía y soledad, crueldad y generosidad, júbilo y melancolía. Lo único que no me convence es la resolución, demasiado simple, del conflicto psicosexual planteado. Agnes y Elin “salen del armario” con una alegría y una desenvoltura impropias de esa temprana edad, saltando etapas en el largo camino hacia una madurez que, en la vida real, suele conllevar demasiados tropezones, muchas dudas y algunas angustias.
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