(3) JONÁS Y LILA, de Alain Tanner.

25 AÑOS DESPUÉS
Jonás ha cumplido 25 años, está casado con una muchacha negra, ha terminado sus estudios de cine y es testigo, desde su Suiza natal, de una serie de problemas que la sociedad actual ha sido incapaz de resolver: trabajo precario y paro, prejucios raciales, inmigración, mafias y prostitución, superpoblación, degradación del medio ambiente, consumismo desaforado, etc. Todo lo cual se agrava con la falta de perspectivas, tanto teóricas como prácticas, para acceder a un cambio real.
Tiempo atrás, ver la película de 1975 ahora repuesta, los rebeldes frente al sistema capitalista todavía podrían marginarse y sobrevivir buscando alternativas con la esperanza puesta en los grandes principios y en la revolución. ¿Qué queda ahora de todo aquello? Poca cosa: uniformidad, globalización económica, conformismo, individualismo, explotación, etc.
Jonás y Lila es un entrañable y lúcido retrato surgido del talento y la honestidad de Alain Tanner, uno de los cineastas más comprometidos con una visión progresista del mundo junto a Ken Loach, Bertrand Tavernier y unos pocos más. El realizador y su cámara nunca adoctrinan ni dogmatizan sino que se limita a mostrar, con una mirada clarividente una serie de encuentros personales, situaciones y conflictos sobre los que el espectador deberá reflexionar y sacar sus propias conclusiones.
Relato existencial, cine moderno que privilegia a los personajes y a su entorno sin recurrir a la estructura habitual de planteamiento, nudo y desenlace, Jonás y Lila abarca los primeros seis meses del año 2000 y viene a representar un amplio inventario del estado de las cosas. La conclusión no es precisamente halagüeña sino todo lo contrario, desencantada cuando no pesimista.
No por casualidad dos de los personajes más significativos del film tienen o han tenido el oficio de cineasta: el antiguo realizador, autor de algunas pocas obras de culto para cinéfilos, retirado en Marsella, depresivo y adicto al alcohol, cuyas reflexiones en profundidad sobre el arte fílmico y el papel de los cineastas en la sociedad nos recuerdan las intervenciones en la pantalla de otras ilustres figuras como Godard y Fuller. El viejo profesor acaba suicidándose pero sobrevive el joven y noble Jonás que, de momento, se gana la vida con trabajos ocasionales en publicidad y vídeo-reportajes. ¿Qué futuro le/nos espera?
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