(4) EL CÍRCULO, de Jafar Panahi.

MUJERES EN IRÁN
El tercer largometraje de Jafar Panahi, galardonado cineasta -discípulo de Abbas Kiarostami- de la llamada nueva ola iraní, contradice sus propias declaraciones en el sentido de que nunca ve cine de otros colegas para no recibir influencias ajenas y de que descarta la dimensión política de su obra, logrando uno de los retratos más certeros y realistas de la mujer en uno de los países islámicos más represivos en cuestiones de igualdad de derechos civiles y políticos.
Una primera escena a modo de prólogo, un parto, nos ilustra sobre la desgracia de ser mujer en este país asiático pues, sin la protección de un padre o de un marido, ella es considerada una ciudadana de segunda clase y si se encuentra sola es víctima de la opresión, de una discriminación ancestral, fomentada por una burocracia y por una intolerancia que le imponen, por ejemplo, serias limitaciones para vestir, viajar, fumar, amar o abortar.
Un magnífico guión de estructura circular nos va ofreciendo sucesivamente la historia de ocho mujeres, víctimas todas ellas de una situación asfixiante, angustiosa, de la que no hay salida, idea ofrecida metafóricamente por las ventanillas -hospital, cárcel- que se abren y se cierran en el inicio y en el final del relato.
La cámara sigue constantemente a los personajes, frecuentemente manejada a mano, con aires de reportaje documental, y pese a los escasos medios de producción, un estilo en cierto modo “neorrealista” sirve para destacar la concisión, sencillez y efectividad de una práctica narrativa que potencia una denuncia tan sutil y lúcida como contundente y crítica de un régimen religoso-militar del que se sugiere el papel decisivo de un fundamentalismo represor contra el que se reclama la toma de conciencia de los espectadores.
Escenas magistrales como la del abandono de la niña por su madre a causa de problemas económicos pone los pelos de punta, pero todo el film es una sobria e inteligente manifestación de una emoción poética que lo convierte en una pequeña obra maestra que ofrece el testimonio de la lucha de mujeres rebeldes que no se resignan a su destino, que pelean por conquistar unos espacios de libertad desobedeciendo unas normas injustas, entre las que la obligatoriedad del chador o velo sería el signo más palpable de una tragedia personal y social.
Una lucha por la supervivencia en un país aislado del exterior donde la vida cotidiana es una prisión para miles de mujeres que no se resignan, un drama que cobra una dimensión universal en una película que es un grito de protesta contra una de las formas de esclavitud que todavía persisten en nuestros días.
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