(1) LA ESPALDA DE DIOS, de Pablo Llorca.

CEGADA DE AMOR
El cuarto largometraje de Pablo Llorca, rodado en vídeo digital para abaratar costes y con un sonido directo que resulta defectuoso en ocasiones, está basado en una historia real y es una crónica elaborada con los pequeños acontecimientos de la vida cotidiana contemplados con una frialdad y deseos de objetividad que se hacen patentes tanto por una fotografía dura y con pocos matices cromáticos como por una dirección de actores caracterizada por una gran sobriedad interpretativa.
Pero este estilo bressoniano de narración, con reiteraciones y un ritmo lento que acaba agobiando porque los tiempos mertos apenas aportan enriquecimiento alguno a los personajes, denota impericia en una dirección incapaz de lograr una síntesis narrativa que nos ahorre las dos horas y cuarto de duración.
El guión presentaba indudables alicientes, con el poder destructor de la pasión amorosa y la elección del hombre equivocado, desarrollando una historia de amor fatal que cabreará a las sensibilidades feministas pues se limita a constatar que el amor es ciego, que es posible llegar a la autodestrucción por culpa de un amante canalla, y porque la indignidad y el suicidio moral son como el callejón sin salida de una mujer más tonta que enamorada.
La espalda de Dios viene a representar el descenso a los infiernos por un amor no correspondido, de una desgraciada mujer que ha de soportar, a lo largo de 10 años y con una resignación masoquista las amarguras de una relación fundada más en el dinero que en los vínculos afectivos.
Algunos defectos del relato vienen a perjudicar aún más a un film que no figurará seguramente entre los mejores de su director.
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