(2) ¡QUIERO SER FAMOSA!, de Dominique Deruddere.

FAMA EFÍMERA
En su quinto largometraje, el belga Dominique Deruddere parece retomar 50 años después la idea motriz de Bellísima (1951) de Visconti para mostrar, ya en plan satírico, los esfuerzos de un padre para hacer rica y famosa a su hija adolescente, una joven tan valuntariosa como poco dotada para la canción. Pero el rigor dramático y social del maestro italiano se torna aquí comedia llena de risas, mucho más agradable para el espectador, que toma unos derroteros de moderna complejidad al integrar ahora en el discurso las miserias de la sociedad de consumo y el poder de la TV como creadora de meros ídolos con pies de barro.
Nominado para el Oscar al Mejor Film Extranjero, ¡Quiero ser famosa! es una película hablada en flamenco que evoca la trama de Obra maestra (2000) y de Cecil B. Demente (2000) al recurrir al secuestro de una artista consagrada para lograr unos objetivos de notoriedad por vía ilícita, aunque las referencias apuntan también a la moderna comedia social británica y a multitud de obras que ponen en la picota a una televisión basura capaz de conjugar el ridículo o el escándalo con la fama a mayor beneficio de promotores mediáticos cínicos y sin escrúpulos.
Crítica de la incultura generalizada fabricante de mitos inconsistentes, crónica de la vulgaridad de la vida doméstica cotidiana, escarnio del éxito logrado pese a la falta de talento artístico y apoteosis absurda de una canción Lucky Manuelo tan cutre como hortera, ¡Quiero ser famosa! es una divertida sátira que no logra, sin embargo, mayores cotas de interés por su limitado alcance sociológico, lastrado en buena medida por un exceso de sentimentalismo y de autocomplacencia.
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