(3) LA PASIÓN DEL REY, de Gérard Corbiau.

LA CORTE DE LUIS XIV
Inspirado en el libro biográfico de Philippe Beaussant, el cineasta belga Gérard Corbiau, un especialista en films relacionados con la música culta, aborda ahora la relación profesional entre el rey Luis XIV de Francia (1638-1715) y el músico Jean-Baptiste Lully (1632-1687) en la corte de Versalles. Más que una película sobre interpretación de la Historia, con el choque dialéctico entre grandes fuerzas sociales y políticas, Corbiau ha optado por construir una ficción histórica a partir de las biografías de diversos personajes reales, ilustrando sus respectivas trayectorias vitales, con el peligro que ello comporta de caer en el anecdotismo y de rozar a veces el culturalismo y la mera qualité.
En La pasión del rey podemos observar la pugna del adolescente Luis contra una nobleza cortesana apoyada por la madre del monarca y por el cardenal Mazarino; sus dotes de bailarín protagonizando a los 15 años el Ballet de la Nuit junto a Lully; su papel de mecenas de las artes con fines políticos —como una operación de imagen para consolidar su poder absoluto—; su apoyo a la Academia Real de la Danza fomentando el fomento del baile, la música y el teatro para la creación de la Ópera Nacional de Francia, etc.
Por otra parte, de Lully vemos su fuerte carácter, su egocentrismo, sus excesos libidinosos, su privilegiada relación con el rey, su colaboración y posterior ruptura con Molière, su nombramiento como compositor de la corte hasta su muerte a consecuencia de un tonto y desgraciado accidente.
Pero más allá de cierta superficialidad a la hora de abordar los hechos históricos, el film interesa por diversos motivos, especialmente por la ajustada visión que ofrece del fenómeno Barroco, una combinación de diversas artes con el fin de impresionar al espectador recurriendo a la teatralidad, el artificio, al representación, el exceso y la alegoría, características muy perceptibles en unos ballets dominados por la espectacularidad y el simbolismo, como soportes estéticos e ideológicos para vehicular y sublimar en el inconsciente colectivo conceptos como los de poder, jerarquía, armonía y majestuosidad.
La pasión del rey ilustra, aunque sin dedicar a ello sus preferencias analíticas, sobre la compleja e interesada relación entre política y cultura, entre Estado y Arte, entre poder e inteligencia, contando con la ayuda de una fotografía que busca el realismo del claroscuro antes que la perfección plástica con el recurso a una iluminación natural y, sobre todo, gracias a la experta dirección musical y la rigurosa labor investigadora de Reinhard Goebel, que ha potenciado la belleza y el vigor de la obra de Lully al frente del grupo Musica Antiqua Köln, especializado en la utilización de partituras originales y de instrumentos de época.
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