(1) TERCA VIDA, de Fernando Huertas.

DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE
Del fenómeno de las quinielas futbolísticas, una forma tan rápida y barata como difícil de hacerse millonarios, se había ocupado el cine español, más o menos, en dos ocasiones: La quiniela (1959) y El mundo sigue (1963). La primera tenía un carácter populista, influenciada por el neorrealismo democristiano italiano, una forma de abordar la realidad con la que la protesta cedía ante el sentimiento de piedad y con la que toda rebeldía se diluía en el conformismo; en la segunda, mucho más crítica, el personaje encarnado por el propio director Fernando Fernán Gómez servía para denunciar la ruina a la que avocaba perder el contacto con lo real e instalarse en la mera ilusión.
Terca vida, lamentablemente, sigue fielmente los pasos del film de Ana Mariscal y sale perjudicado por una mezcla agridulce de estilos que van de la crónica social a la comedia costumbrista pasando por la fábula apoyada en elementos mágicos. Funciona bastante bien el retrato de la gente perdedora de un barrio obrero, hombres y mujeres que luchan día a día por la supervivencia y que son encarnados por actores y actrices con la solvencia profesional de Santiago Ramos, Manuel Alexandre, Encarna Paso y otros.
Este film minicoral, sin embargo, naufraga en buena medida no por la aparición del vidente que acierta siempre en las quinielas sino por el triunfo final de los buenos sentimientos sobre la lógica del duro contexto socio-económico, además de una quiebra en el ritmo al bifurcarse el interés de la trama en varias historias colaterales.
En la banda sonora se ha recuperado una obra inédita para banda del fallecido Miguel Asíns Arbó, que compuso partituras para Berlanga y Ferreri, mientras que los momentos más dramáticos han sido ilustrados musicalmente por Antonio Meliveo.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.