(3) LAS RAZONES DE MIS AMIGOS, de Gerardo Herrero.

EL PAÍS DE LAS OPORTUNIDADES
Se echaba de menos en el cine español actual la presencia de películas que reflejaran fielmente el peculiar momento socio-económico e ideológico que atravesamos, la “España de las oportunidades”, y por fin aparece la última de Gerardo Herrero que se sitúa entre junio de 1995 y junio de 1996, en los meses que preceden y siguen a la llegada del PP al gobierno de la nación, trazando un retrato generacional de dos amigos y una amiga treintañeros, en esa edad clave en la que hay que encauzar la vida y tomar decisiones fundamentales en materia de relaciones personales, familiares y profesionales.
El film parte de un guión de Ángeles González Sinde, autora también del de La buena estrella (1997) de Ricardo Franco, que ha adaptado la novela de Belén Gopegui La conquista del airem y en el mismo se aborda con suficiente compejidad el desconcierto, las dudas y contradicciones de unos personajes que se debaten dramáticamente entre la teoría y la práctica, entre la ideología y los intereses concretos. Formados en una universidad combativa y de izquierdas, donde eran norma común los ideales, la generosidad y la amistad, llega el momento en que deben integrarse en una sociedad cuyos valores han cambiado por completo y en la que los factores que realmente cuentan son los negocios y el dinero.
En la historia es un préstamo para reflotar la empresa de uno de los amigos, y que resulta difícilmente amortizable, lo que desencadena la crisis no solo en la amistad sino también en las relaciones de pareja de los protagonistas. Los sueños e ilusiones de antaño chocan con la dura realidad y los proyectos vitales de cada uno: la economía globalizada del pensamiento único, el capitalismo financiero y la legítima búsqueda del confort cotidiano. El idealismo inicial cede ante el conservadurismo emergente cuando ya hay cosas que defender y preservar.
A este pesimismo que Las razones de mis amigos parece testimoniar —queríamos cambiar el mundo pero ha sido el mundo el que nos ha cambiado a nosotros— algunos lo llamarán realismo en la lucha por la supervivencia, pero lo cierto es que la película nos ofrece suficientes elementos para la reflexión y para buscar unos principios éticos que sean alternativa al caos moral y a la derrota anunciada.
Un film serio, maduro y convincente abierto a las interpretaciones y portador de múltiples sugerencia. ¿Se puede ser coherente con las propias ideas? ¿Puede la mala conciencia ser sofocada por el orgullo del triunfo económico? ¿Puede haber una práctica ética y solidaria en un mundo regido por el egoísmo y la competencia? El espectador es quien debe meditar las respuestas.
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