(3) ONEGIN, de Martha Fiennes.

MELANCOLÍA
Este primer largometraje de Martha Fiennes ha contado con la decisiva colaboración de sus hermanos Ralph —actor y productor— y Magnus —músico— y es una adaptación de la novela en verso de Aleksandr Pushkin (1788 – 1837), un escritor ruso de origen aristocrático e ideas liberales influído por la Enciclopedia francesa y desterrado por el zar cuya obra literaria supuso el enriquecimiento de un romanticismo de estilo byroniano con aportaciones de signo más realista hasta su trágica muerte a consecuencia de un duelo por honor. Tres célebres óperas han sido compuestas con textos de Pushkin: Ruslan y Ludmila (Glinka), Boris Godunov (Mussorgsky) y Evgeny Onegin (Tchaikovsky).
El enorme interés de Onegin no solo deriva de las magníficas interpretaciones de Ralph Fiennes como el melancólico Evgeny y de Liv Tyler como la hermosa Tatiana, sino de la muy sensible realización de Martha Fiennes, evidenciada por la precisión de los encuadres, la fuerza expresiva de las imágenes y el preciso ritmo logrado. Es loable su capacidad para plasmar la historia de cuatro personajes principales, sencilla en su estructura narrativa pero abierta a múltiples sugerencias. En Onegin, un relato que transcurre tanto en San Petersburgo como en el campo, con sus dos estilos de vida diametralmente opuestos, hallamos un lúcido y fiel retrato de una época, la romántica del llamado “mal de siglo” con ese malestar específico afectando a los sentimientos, la descripción de las clases sociales, las relaciones económicas y la crónica de una vida cotidiana regida por la moral y las costumbres vigentes a la sazón.
Contextualizada entre 1827 y 1834, Onegin retrata las emociones y conflictos sin atisbo alguno de exageración melodramática, diríase que con una distanciada frialdad, pese a hablarnos de vivencias habituales en aquellos años como el desasosiego y la obsesión por la muerte, la tristeza y el cinismo, el desamor y el orgullo, el escepticismo y la tragedia.
Del personaje de Tatiana se nos ofrece una visión más moderna, pues la bella joven supera el rechazo de que es objeto, se instruye y endereza su existencia con voluntad de superación y convencimiento, suficientes para renunciar a un amor ingrato. Evegny, sin embargo, materializa la historia de una redención imposible pues cuando alcanza la capacidad de amar ya es tarde para recuperar a la mujer deseada.
El rodaje de los bellísimos exteriores tuvo lugar en San Petersburgo y en Inglaterra; los decorados, vestuario, muebles y objetos fueron reconstruídos con asesoramiento artístico del museo de L’Hermitage y en la banda sonora pueden escucharse hermosos fragmentos de los compositores contemporáneos Schubert y Beethoven.
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