(2) CHE, HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, de Juan Carlos Desanzo.

LA REVOLUCIÓN PERMANENTE
De la figura mitificada de Ernesto “Che” Guevara habíamos visto algunos interesantes documentales cubanos y, en el terreno de la ficción cinematográfica, deben citarse dos films estrenados en Valencia casualmente la misma semana en agosto de 1977: el italiano El Che Guevara (1968) y el estadounidense ¡Che! (1969). Ahora nos llega esta co-producción entre Argentina, Cuba y España, un relato biográfico destinado más a reforzar y divulgar el mito que a analizar y reflexionar sobre el guerrillero revolucionario merced al estilo hagiográfico empleado.
Se confunde, pues, el carácter visionario e idealista del “Che” con el punto de vista narrativo, el de un discurso fílmico que no nos distancia en absoluto del protagonista, presentado aquí como un héroe con el que pueda identificarse el espectador, sin dudas ni debilidades, exaltando la mística de la revolución. Demasiada atención a la anécdota en detrimento de las relaciones entre teoría y práctica en la lucha por el poder.
Juan Carlos Descanzo evidencia que la empresa desborda sus propias capacidades creativas al mezclar epopeya y folletín latinoamericano, relato de aventuras y consignas políticas recitadas en voz alta al modo de catecismo marxista, dando como resultado un discurso excesivamente retórico agravado por un redundante subrayado musical.
No carece el film, sin embargo, de aspectos interesantes y aprovechables como las discrepancias entre Guevara y Fidel Castro sobre la estrategia a seguir; el argentino a favor de la revolución permanente y el cubano defensor de un partido comunista más burocratizado; el primero convencido de la supremacía de los valores morales y del altruismo frente al segundo más conocedor de la naturaleza humana y de la necesidad de recompensas materiales como estímulo en el trabajo y la producción…
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