(3) AMERICAN BEAUTY, de Sam Mendes.

DINAMITANDO EL SUEÑO AMERICANO
Demoledora opera prima del joven realizador de origen británico afincado en Nueva York Sam Mendes, autor de éxito en Broadway que ha acumulado experiencia en la dirección de actores y en la puesta en escena, aspectos técnicos y artísticos que se aprecian en el film.
Brillante combinación de comedia negra y drama psicológico, American Beauty es un relato provocador y melancólico a la vez, cuyo guión del también dramaturgo y guionista de TV neoyorkino Alan Ball es incisivo y desmitificador, configurando una historia complicada de encasillar en un género determinado, sobre el progresivo deterioro de la estabilidad de una familia en un sólido retrato de personajes en crisis personal y laboral. En ese sentido, recoge la acidez de Happiness (1998) sin alcanzar su nivel de incorrección política ya que la película de Todd Solondz se distribuyó en circuitos más reducidos por su carácter minoritario como producto rabiosamente indie, mientras que American Beauty es una producción hollywoodiense que ha obtenido tres Globos de Oro y que, lo más seguro, es que será nominada a los premios Oscar.
El protagonista, interpretado por un magnífico Kevin Spacey, posee una familia —esposa guapa e inteligente; una hija inquieta y estudiosa— en apariencia idílica que pronto empieza a desintegrarse. Pese a su buen empleo y vivir en una lujosa zona residencial, comienza a percibir que su vida es pura apariencia y que realmente está vacía por dentro. Llega a la conclusión de que no le gusta su trabajo, de que es un extraño para su hija y que su mujer le odia. A su fracaso existencial se le añade la fascinación que empieza a sentir hacia la amiga de su hija, una especie de Lolita que sirve de punto de inflexión de su existencia y la puesta en evidencia de toda la hipocresía existente en la llamada American Way of Life.
Siguiendo los pasos de Joe Gillis de El crepúsculo de los dioses (1950), el protagonista hace también de narrador, contando los hechos después del desenlace del film. Nada es lo que parece, y enseguida comienza a aflorar la soledad y la frustración en él y en todos los que le rodean, incluidos sus nuevos vecinos. En definitiva, American Beauty dinamita el “sueño americano”, convertido aquí en pesadilla, poniendo en evidencia que la sociedad de consumo no garantiza el bienestar de las personas, en cualquier caso lo maquilla de cara a la galería.
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