(1) ASFALTO, de Daniel Calparsoro.

MÉNAGE À TROIS
Andaba yo confiado en que la nueva película de Daniel Calparsoro rompiera la mala racha de sus tres anteriores cuando me topo con otra decepción. Asfalto es antes un drama urbano que un genuino film de género, y parece ser el resultado de una cuidada operación de marketing para elaborar un producto atractivo para el público juvenil: importancia del star-system hispano —Najwa Nimri, Juan Diego Boto, Gustavo Salmerón— y temas “osados” como el triángulo amoroso, el tráfico y consumo de drogas, la delincuencia y la marginación en la gran ciudad.
Pero aquí el guión es el que determina, a priori, las situaciones y los conflictos, cuando lo pertinente sería que esta operación significante derivara de una puesta en escena con personajes vivos, reales y verosímiles. Las intenciones de la película, según su realizador, van encaminadas a trazar el retrato de una cierta clase media-baja urbana desengañada de la sociedad, con precariedad laboral y que sobrevive con la sensación de vivir al límite.
Para lograr su objetivo, Calparsoro ha dejado a los actores un amplio margen de maniobra e improvisación. El resultado es que éstos parecen ir bastante perdidos pues la simple exteriorización de emociones y sentimientos no basta para situarlos en un contexto adecuado: la jungla humana de perdedores dominada por la violencia y el crimen.
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